La semana pasada tuve la ocasión de asistir en Bruselas al Boot Camp (formación intensiva) de la European Jewish Association (EJA), un encuentro que reunió a unos cincuenta jóvenes activistas de toda Europa con un objetivo común: entender la situación actual del antisemitismo en el continente y adquirir herramientas para combatirlo.
Me resultó realmente sorprendente comprobar los múltiples frentes —bélicos, sociales y políticos— que debe afrontar la comunidad judía para garantizar su supervivencia no solo en el presente, sino también en los próximos 20 años. Y lo más inquietante son los claros paralelismos con la ola de antisemitismo, los mecanismos y las ideologías que inundaron la Europa de los años 30 y que desembocaron en el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial.

Europa en aprietos
La cita no estuvo exenta de un contexto polémico, lo que reforzaba la necesidad del encuentro. Días antes, la concejala musulmana Saliha Raïss, de Molenbeek-Saint-Jean, había declarado que "quienes no acepten el islam y el uso del velo deberían marcharse de Bruselas". Sus palabras levantaron críticas por lo que muchos consideraron una provocación a los ciudadanos belgas, el hecho de marchar de su propio país.
En la esfera diplomática, destacó la declaración del jefe de la diplomacia belga: "Palestina será, por lo tanto, un Estado plenamente reconocido por Bélgica en la escena internacional". En la misma publicación en X añadió, que la formalización solo se produciría "cuando el último rehén haya sido liberado y Hamás ya no asuma la gestión de Palestina". Una postura que, aunque en ciertos sectores israelíes se celebra como gesto diplomático, deja entrever una paradoja: para que exista un Estado palestino, lo primero sería que los propios palestinos realmente lo quisieran.
La negativa palestina a la creación de dos estados ha quedado registrada en múltiples ocasiones históricas. Incluso tras la guerra de 1948, perdida por varios países de la Liga Árabe, los territorios asignados al futuro Estado árabe quedaron bajo control jordano y egipcio. Finalmente, Judea y Samaria —conocida en la actualidad como Cisjordania y considerada parte ancestral del corazón histórico del pueblo judío— fue ocupada ilegalmente por Jordania tras la guerra árabe-israelí de 1948 y anexionada en 1950, en un movimiento apenas reconocido internacionalmente. Durante esos años, los palestinos tampoco constituyeron un Estado propio en dichas tierras.
La apertura democrática, la libertad de expresión y la falta de consenso europeísta ponen a Europa en varios aprietos, que amenazan incluso la convivencia basada en los valores históricos de sus propias comunidades y culturas. Es por estos motivos —y por la casi nula presencia abierta de extremistas islamistas— que, según comentaban muchos asistentes, los judíos están hoy más seguros en los Emiratos Árabes Unidos que en Europa. Esta cuestión estuvo presente en los pasillos como una inquietud latente durante el Boot Camp de la EJA.

En el mundo de las "narrativas emocionales"
Juan Caldés, coordinador europeo de la EJA, en su ponencia "Deconstruyendo el manual pro-palestino: desmontando mitos", hizo un detallado repaso histórico de los hechos y destacó que "Acusar a Israel de actuar como los nazis es un intento deliberado de manipular la memoria del Holocausto. Es una comparación falsa y ofensiva que distorsiona la verdad histórica, asocia a las víctimas con sus verdugos y busca minimizar la magnitud y la singularidad de la Shoá".
El Boot Camp contó también con ponencias sobre comunicación y medios: Meital Nahmías, directora de Comunicaciones Digitales de la EJA, habló de cómo las redes sociales se han convertido en campo de batalla: noticias falsas, vídeos manipulados, inteligencia artificial que confunde a los usuarios y narrativas emocionales construidas sobre imágenes falsas. Lo más preocupante: la incapacidad de la audiencia para discernir entre la basura que invade las mentes jóvenes, muchas veces arrastrándolos al extremismo y a la tragedia.
Las recientes muestras de violencia durante la Vuelta Ciclista, que dejaron incluso deportistas heridos, han sacudido a la opinión pública. Y la noticia del asesinato del activista Charlie Kirk añade un tono aún más sombrío a la semana, recordándonos que el odio no es un fenómeno abstracto, sino una amenaza concreta que cobra vidas. La batalla por la verdad en la era digital está directamente vinculada a las protestas violentas que vemos en las calles, a la radicalización de jóvenes y a la forma en que los discursos de odio encuentran eco en la opinión pública.
Otro ejemplo lo tenemos en el caso reciente de un tiroteo en Minneapolis perpetrado por un ciudadano Trans antisemita que dejó dos niños muertos y 17 heridos, mostrando cómo la radicalización puede derivar en tragedias. Porque no olvidemos: el extremismo islámico no atenta solo contra los judíos, sino contra TODOS los que considera infieles, incluidos los católicos de todo el mundo.
Ralph Pais, del Jewish Information Desk en Bélgica, enseñó a los jóvenes técnicas para enfrentarse a entrevistas difíciles en un entorno mediático cada vez más hostil para los defensores de Israel y del pueblo judío. Y con la experiencia de toda una vida en medios, Yossi Lempkowicz, exjefe de la agencia de noticias BELGA, explicó cómo funciona la prensa y qué buscan realmente los periodistas, destacando que: "No olvidemos que los medios también son negocios, y además de generar visualización e impactar a la audiencia, tienen que facturar".

Parlamento Europeo
La segunda jornada se trasladó al Parlamento Europeo, donde los jóvenes escucharon testimonios inspiradores. El ex eurodiputado y nadador paralímpico David Lega habló sobre cómo superar la adversidad y usarla para abogar por Israel en escenarios hostiles. Su historia de superación y fuerza mental rompió cualquier prejuicio contra las personas discapacitadas. Y en su caso, su judaísmo no religioso fue una fuerza adicional en su largo camino de éxitos e integración social. Tras su charla, todos quedamos impactados e inspirados, contagiados por su humanidad universal que trasciende procedencia, fe o tendencia política.
Ruth Isaac, directora de Relaciones con la Unión Europea de la EJA, destacó la importancia de organizar y participar en eventos políticos, universitarios u organizacionales, desde la práctica y la importancia de construir lazos con todas las facciones, sin limitar la comunicación solo a quienes comparten nuestra opinión, en cuanto a la importancia de combatir el antisemitismo.
Bert Jan Ruissen, eurodiputado neerlandés, ofreció una visión estratégica de las relaciones con Israel y su trabajo para frenar el antisemitismo. En este contexto, denunció la presencia en Europa de organizaciones como Samidoun y Masar Badil, con vínculos con el terrorismo y prohibidas en países como Alemania, Estados Unidos y Canadá. Señaló que su actividad sigue alimentando el extremismo en la UE y recordó que el 7 de mayo de 2025 presentó, en nombre del grupo ECR, una pregunta al Consejo para que ambas sean incluidas en la lista europea de organizaciones terroristas.

Voces de España
La delegación española estuvo encabezada por Blanca Navarro, presidenta de ARCCI, acompañada de dos miembros de su equipo. También participaron representantes de ACOM y otros activistas, hasta sumar siete personas. La presencia de la comitiva reforzó el papel de España en un debate europeo que necesita voces diversas y comprometidas.
El Boot Camp de Bruselas dejó sobre la mesa preguntas difíciles y desafíos urgentes, pero también un aprendizaje compartido: el antisemitismo no se combate solo con leyes o resoluciones políticas, sino con educación, preparación, voz propia y una narrativa capaz de hacer frente a la manipulación y la mentira en la era digital. El imponente hemiciclo del Parlamento Europeo en Bruselas nos recordó que la batalla contra el antisemitismo no se libra solo en las instituciones democráticas, sino también en la forma en que narramos nuestra historia y defendemos la verdad en el espacio público ▪
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Rafaela Almeida, nacida en Brasil y nacionalizada española, es empresaria, escritora, educadora y presentadora de televisión. Es autora del libro Comunicación Internacional y Relaciones Públicas (Editorial Base, 2023), obra recomendada por la Escuela Diplomática española. Ha alzado la voz contra el antisemitismo en charlas TEDx y en medios nacionales e internacionales. Actualmente estudia Relaciones Internacionales en la UOC.