La Unión Ciclista Internacional (UCI) lanzó una dura crítica al Gobierno del presidente Pedro Sánchez tras por la interrupción de la última etapa de la Vuelta a España 2025 en Madrid y las manifestaciones que le precedieron, que consideró fueron alentadas por el Ejecutivo español.

"Lamentamos que el presidente del Gobierno español y su equipo hayan respaldado acciones realizadas en el marco de una competición deportiva que pueden obstaculizar su buen desarrollo", dice un comunicado institucional de la UCI en el que expone su su total desaprobación y profunda preocupación por los acontecimientos que acompañaron a esta edición de la Vuelta.

Una edición marcada por incidentes

Desde la llegada de la carrera a territorio español, la competición se vio alterada casi a diario por acciones de carácter militante: intrusiones de individuos en el pelotón, lanzamiento de orina y agresiones que pusieron en peligro a los corredores, recuerda la Unión Ciclista.

Varios ciclistas sufrieron caídas, lesiones y abandonos forzados como consecuencia de estos actos. Pese a la gravedad de la situación, los organizadores reaccionaron con rapidez y aplicaron medidas de emergencia para salvaguardar la seguridad y la continuidad de la prueba. La UCI reconoció que actuaron con "profesionalidad ejemplar, respetando la autonomía y la independencia del deporte".

Los repetidos incidentes, según el comunicado, constituyen una grave violación de la Carta Olímpica y de los principios fundamentales del deporte internacional.

La UCI no hace mención en su comunicado al carácter discriminador de las protestas ni al antisemitismo que ha provocado.

Críticas directas al Gobierno español

El pronunciamiento fue particularmente contundente al señalar al Ejecutivo de Sánchez. La UCI subrayó que algunos miembros del Gobierno expresaron su admiración hacia los manifestantes, lo que, a juicio del organismo: "Contradice totalmente los valores olímpicos de unión, respeto mutuo y paz".

"Además -agrega- pone en tela de juicio la capacidad de España para acoger grandes eventos deportivos internacionales garantizando su buen desarrollo en condiciones de seguridad y de conformidad con los principios de la Carta Olímpica", indicó la organización.

El máximo ente del ciclismo internacional enfatizó que resulta inaceptable y contraproducente que un gobierno participe en la instrumentalización del deporte con fines políticos. En sus palabras, "el deporte debe seguir siendo autónomo para cumplir su papel como herramienta al servicio de la paz".

Llamado a la paz y al diálogo

La declaración también hizo referencia a los desafíos internacionales que enfrenta el deporte en el actual contexto geopolítico. Ante la cercanía del congreso anual de la UCI, donde participarán representantes de las federaciones nacionales palestina, israelí, rusa y ucraniana, la entidad reiteró su mensaje: "El deporte debe unir, nunca dividir".

La institución recordó que existen plataformas específicas para que los Estados debatan sus divergencias, mientras que el deporte debe mantenerse independiente de esas tensiones. Este recordatorio se enlaza con su advertencia sobre los riesgos de que las competiciones sean utilizadas como escaparate político.

En paralelo, la UCI elogió la labor de las fuerzas del orden españolas durante la Vuelta, subrayando que actuaron con profesionalidad en un contexto de extrema tensión.

Reconocimiento al esfuerzo deportivo

El organismo internacional también quiso destacar la resiliencia de los organizadores de la Vuelta, quienes lograron mantener la continuidad de la carrera a pesar de los incidentes.

"Agradecemos a los organizadores de la Vuelta su compromiso y capacidad de resistencia ante una situación sin precedentes", indicó el comunicado.

Finalmente, la UCI felicitó al ciclista danés Jonas Vingegaard, ganador de la clasificación general. Su victoria fue resaltada como ejemplo de constancia y fortaleza: "Pese a las circunstancias, ha demostrado una fuerza y una constancia notables a lo largo de esta edición".

La edición 2025 de la Vuelta a España, sin embargo, quedará marcada no solo por su desenlace deportivo, sino por las tensiones políticas y sociales que la atravesaron. Para la UCI, el desafío inmediato pasa por garantizar que futuras competiciones puedan desarrollarse en un clima de respeto a la autonomía deportiva y bajo los principios de la Carta Olímpica ▪