La Comunidad Judía de Madrid (CJM), la más antigua de las comunidades judías en la capital española y la que más miembros tiene, ha lanzado un vídeo de promoción con el objetivo de captar nuevos afiliados en momentos en los que la migración judía a la capital española sigue creciendo, y ofrece un potencial de desarrollo sin precedentes.
El vídeo, de casi 3 minutos, hace una presentación de la Comunidad y de sus servicios, apelando sobre todo a un público familiar con hijos en edad escolar… y padres que buscan la excelencia educativa para ellos. Asimismo, la CJM trata de trasladar una imagen institucional moderna y pluralista, con igual número de niños y niñas en su lenguaje visual, sin demasiada iconografía religiosa, y un espíritu tradicionalista judío.
¿Cómo llegar al migrante?
Con un lenguaje audiovisual moderno, la CJM ancla su oferta en cuatro "pilares": comunidad e institucionalidad; apoyo a Israel y lucha contra el antisemitismo; judaísmo; y compromiso social (ezrá). Su "ideal" del ciclo de vida judío lo concentra en apenas 18 segundos, para pasar rápidamente a otros servicios religiosos como sinagogas y tiendas kosher, y poner un énfasis especial en el cuidado de los mayores. También la seguridad comunitaria está incluida en el vídeo.
El guión resbala, únicamente, en una cierta "descalificación" de otros y cierta "arrogancia" al presentarse la CJM como "una de las pocas comunidades que está creciendo en España", cuando de hecho lo están haciendo casi todas, al menos las peninsulares, debido a la misma migración de Israel y varios países de América Latina. El problema de las comunidades tradicionales es que han captado muy poco del volumen migratorio por no saber venderse y no tener una oferta acorde a las necesidades de los inmigrantes, falta de visión o imposibilidad de romper cánones muy ancestrales.
En el caso del CJM el problema se hace más agudo por su autodefinición como "comunidad ortodoxa", pese a que la mayoría de sus miembros son "judíos ortodoxos no-observantes". Los israelíes laicos que han llegado a Madrid no encuentran su sitio en la CJM por razones obvias, como así tampoco los migrantes argentinos que están más acostumbrados a una vida cultural judía, y no tanto a la religiosa. Desde luego no a la ortodoxa.
Crecimiento demográfico desaprovechado
Es por ello que pese a la expansión de la población judía madrileña en los últimos tres o cuatro años, la CJM mantiene un nivel de afiliación relativamente bajo: entre 800 y 900 miembros (3.000-3.500 personas) para un volumen comunitario estimado en entre 10.000 y 12.000 personas en toda la comunidad autónoma. Prueba del notorio crecimiento es el número exponencial de alumnos en el Ibn Gabirol, casi 400; la creación de una nueva comunidad israelí ICM; y la existencia de cuatro "tnuot noar" (movimientos juveniles).
Hace dos años, esta comunidad lanzó el programa "Shalom Madrid" para tender la mano a los recién llegados, pero lo hizo de forma circular comunitaria, es decir, por la poca eficiente técnica del "boca a boca", o lo que ahora sería "de whatsapp a whatsapp". El nuevo video, renovador para la CJM, espera tener ahora un alcance más multitudinario.
