BRING THEM HOME NOW

Actualidad y Cultura del Judaísmo en España

AÚN QUEDAN
8 SECUESTRADOS

Firmas

Periodistas que aún creen en la verdad

Tal vez la verdad sea una utopía. Sin embargo, escuchando al periodista Sal Emergui, una siente que vale la pena seguir buscándola. En esa búsqueda incesante de sentido, hay algo profundamente humano y también profundamente necesario para cualquier país democrático avanzado.

Rafaela Almeida

Hay periodistas que informan, y hay periodistas que respiran la noticia. Escuchando al corresponsal Sal Emergui durante la reciente presentación de la segunda edición de su libro Descifrando Israel (2.ª ed. Editorial Confluencias 2025), en Juno House Barcelona, comprendí que pertenece a esa estirpe en extinción: la del periodista de raza, el que no busca protagonismo ni aplausos, sino entender, contrastar y explicar.

Entre los muchos momentos de su intervención, con una sonrisa entre la ironía y el cansancio, Emergui se sinceró: "No sorprende que muchos periodistas estén sin pelo o divorciados. El estrés es tan fuerte y el trabajo tan agobiante que realmente es imposible".

Lo dijo sin victimismo, como quien constata una realidad inevitable del oficio. Detrás de la broma se adivinaba una verdad más dura: la presión constante, el estrés, la urgencia de informar en medio del caos. "A veces pasa algo a las ocho y a las ocho y un minuto te llaman todos los medios", confesó. En ese torbellino, su método no es atender al primero, sino comprobar, contrastar y confirmar. "Hay que informarse, aunque sea difícil, aunque el tiempo te devore", añadió.

Esa insistencia en la verificación es, quizá, lo que más lo define. En un tiempo de titulares veloces y juicios instantáneos, Emergui reivindica la pausa, la comprobación, el periodismo que busca la verdad antes que el clic. Recuerda que no existe la objetividad absoluta, pero dice que un periodista no debe omitir datos y versiones y sobre todo ser honesto. "No estoy para agitar, estoy para explicar", dijo en un momento de la charla. Y eso, en los tiempos que corren, ya es una forma de resistencia.

Su libro, Descifrando Israel, es un reflejo fiel de ese espíritu. No es un libro para leer de un tirón, sino para saborearlo lentamente, dejar que sus páginas revelen los matices y las contradicciones de una sociedad compleja, llena de heridas y de energía vital. Como en su conferencia, Emergui no ofrece respuestas cerradas, sino preguntas bien planteadas.

En esta edición revisada, el periodista catalán aborda el 7 de octubre con datos, contexto y testimonios contrastados, incorporando su mirada directa como corresponsal y su estilo de análisis equilibrado.

El autor entrelaza este nuevo capítulo con las voces que recorren todo Descifrando Israel: escritores, militares, diplomáticos, activistas y religiosos. De los cuales destacan líderes como: Simón Peres o Isaac Herzog; escritores como Amos Oz, David Grossman, A. B. Yehoshua y Etgar Keret; y figuras del pensamiento y la innovación como Yuval Noah Harari, Dan Ariely o el Nobel Dan Shechtman.

Emergui recurre también a fuentes y testimonios públicos vinculados a los rehenes y sus familias, integrándolos en un relato que busca comprender los dilemas morales, políticos y humanos que dejó aquella trágica jornada del 7 de octubre de 2023.

Escuchándolo en Barcelona, lo que más me impresionó no fueron solo sus datos —que son muchos— ni su memoria prodigiosa para nombres y fechas, sino su pasión por el oficio de informar con rigor y sin odio. En un momento en que las palabras se usan como piedras, su defensa de la verdad y del contexto suena casi subversiva.

Entre las muchas historias que compartió, hubo una que me impactó especialmente. relató que, durante una visita a un congreso de poesía en Jerusalén, conoció a un miembro religioso de la unidad forense que había pasado semanas identificando cuerpos tras el 7 de octubre. "Tomé más de setecientas huellas dactilares —le contó—, algunas de jóvenes del festival Nova, reconocidos por sus tatuajes y las pulseras que aún llevaban".

Entre los cadáveres apareció también el de un terrorista de Hamás, abatido junto a sus víctimas. Al revisarlo, el forense encontró granadas y condones en sus bolsillos. Un detalle demoledor -contó Emergui- que resume la dimensión de la barbarie y la deshumanización que desató aquel día.

Ese testimonio no solo ilustra la tragedia del 7 de octubre, sino también el tipo de periodismo que practica este periodista: el que no teme mirar de frente lo insoportable.

En el fondo, su manera de actuar como corresponsal es un reflejo de la ética judía, tan presente en la cultura israelí, de entender la vida: a través del debate, la duda y el contraste de ideas. Esa cultura del desacuerdo, del análisis y de la palabra atraviesa toda la sociedad, donde las discusiones políticas, religiosas y morales forman parte de su identidad colectiva. En esa búsqueda incesante de sentido, hay algo profundamente humano y también profundamente necesario para cualquier país democrático avanzado.

Tal vez la verdad —como dijo él mismo entre risas— sea una utopía. Sin embargo, escuchando a Sal Emergui, una siente que vale la pena seguir buscándola ▪

—-

Rafaela Almeida, nacida en Brasil y nacionalizada española, es empresaria, escritora, educadora y presentadora de televisión. Es autora del libro Comunicación Internacional y Relaciones Públicas (Editorial Base, 2023), obra recomendada por la Escuela Diplomática española. Ha alzado la voz contra el antisemitismo en charlas TEDx y en medios nacionales e internacionales. Actualmente estudia Relaciones Internacionales en la UOC.

Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva de su autor
y no necesariamente reflejan la postura editorial de Enfoque Judío ni de sus editores.

Otras firmas

Más leídas

Puede interesar...