La víspera de Yom Kipur, el Día del Perdón, no es solo un momento logístico, sino una preparación integral: espiritual, emocional y física. Las costumbres pueden variar según las comunidades, pero todas comparten un mismo propósito: entrar al día más sagrado del año con el alma en calma y la conciencia despierta.
Una de las primeras costumbres es comer bien durante el día anterior, como expresión de cuidado y respeto al cuerpo antes del ayuno. Esto también se considera una mitzvá.
Otro paso fundamental es pedir perdón a quienes hayamos herido u ofendido. Yom Kipur solo expía las faltas entre el ser humano y Dios; las transgresiones entre personas requieren que el otro acepte nuestras disculpas.
Muchos acostumbran recitar el Vidui (confesión) ya en la plegaria de Minjá, y antes del anochecer visten de blanco como símbolo de pureza y renovación. El rezo de Kol Nidré, con su tono solemne, abre las puertas de un día que no se vive con miedo, sino con responsabilidad y esperanza.
Prepararse para Yom Kipur es, en última instancia, un acto de honestidad profunda: reconocerse falible, pedir perdón con sinceridad, y confiar en la posibilidad de comenzar de nuevo■