La semana pasada tuvo lugar en Jerusalén la Conferencia de Lucha contra el Antisemitismo, un foro organizado por el Ministerio de la Diáspora para intercambiar opiniones y estrategias a nivel internacional frente a una lacra en plena ebullición. ACOM tuvo la oportunidad de participar y valoramos muy positivamente la iniciativa del ministro Amichai Chikli pese a algunas de las críticas que han surgido.
La lucha contra el antisemitismo es fundamental para la supervivencia de Israel y los judíos en la diáspora, más aún después del 7-O cuando, desafortunadamente, la agenda antisemita de la izquierda occidental y su alianza con el islamismo más radical se han convertido en la gran preocupación que compartimos muchas de la organizaciones que luchamos incansablemente contra el odio a los judíos en todo el mundo, y que tenemos clara cuál es nuestra verdadera prioridad.
El reciente auge del antisemitismo también ha tenido un impacto entre ciertos personajes de la derecha que viven rememorando un pasado nefasto, y entre otros que, por miedo a ser señalados, se han dejado embaucar por la falsa narrativa del victimismo palestino. Todos ellos deben ser enfrentados sin ambages.
Es el deber de los que creemos en el mundo libre y trabajamos por conseguir que todas las fuerzas políticas que defienden los valores occidentales tengan claro que, estar del lado de Israel, es defender nuestra propia civilización. Lo hacemos para que no caigan en falsedades -repetidas hasta la saciedad- que lo único que buscan es estigmatizar y demonizar a los judíos de todo el mundo y, en ningún caso, defender a las personas que viven bajo el brazo opresor de Hamás, Hezbolá, o incluso de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Para ello, las fuerzas políticas europeas que luchan por el Estado de derecho y la democracia deben comprender, en profundidad, lo que es el antisemitismo moderno. Contamos para ello con la definición de la IHRA, que con sus ejemplos y alcance, desenmascara rápidamente a los que se esconden detrás eufemismos y disfraces para seguir promocionando su odio contra los judíos e Israel, que a fin de cuentas representa de forma colectiva al judío.
Sabemos que Israel tiene un camino difícil en una situación en la que se ha pervertido la Justicia, como han demostrado los procesos de la Haya, el año pasado, ante la Corte Penal Internacional y la Corte Internacional de Justicia. En la que se ha corrompido la semántica para tergiversar, incluso reacuñar, el término "genocidio". O lo que es peor, en la que la verdad es tergiversada sistemáticamente por los medios de comunicación, violando los fundamentos de la ética periodística más básica y validando –día tras día- los datos que les ofrece un grupo terrorista que no tiene el más mínimo escrúpulo en asesinar niños, violar mujeres o tener secuestrados, aún, a 59 inocentes en las condiciones más inhumanas que uno pueda imaginar.
Por todo ello, iniciativas como las de la semana pasada en Jerusalén son imprescindibles y tremendamente valiosas, porque nos unen a todos los que tenemos una causa común tan importante, independientemente de nuestro credo o, incluso, de nuestras mayores o menores diferencias en los aspectos políticos y sociales más diversos de nuestras sociedades. En este momento, la lucha contra el antisemitismo requiere del esfuerzo conjunto de todos.▪