Muchos son los expertos que han investigado estos últimos años cuándo y cómo regresaron los judíos a España después de la Expulsión de los Reyes Católicos, en 1492, y como en todo lo judío, la respuesta -por supuesto- depende de otra pregunta: ¿A dónde exactamente?
Al territorio de España lo hicieron entre finales del siglo 19 y principios del 20. Investigaciones conocidas desde hace ya algunos años reflejan la presencia de judíos, a título individual, en Barcelona y Madrid, pero sin una aparente organización institucional. Y recientemente, investigaciones sobre el descubrimiento de un cementerio en Melilla de la segunda mitad del siglo 19, el de San Carlos (ahora llamado Har HaZeitim, como el de Jerusalén) reflejan allí algún tipo de institucionalización, la primera de España.
Pero si hablamos de la península, la respuesta cambiaría diametralmente.

300 años de historia
A nivel peninsular, los primeros en regresar fueron los judíos de Gibraltar. Bajo dominio británico desde 1704, esa comunidad celebró a finales de 2024 sus primeros 300 años de vida institucionalizada, es decir, desde la creación de su emblemático "Bet Hakneset Shaar Hashamayim", de los más antiguos de Europa.
Los primeros en hacerlo fueron judíos sefardíes del norte de Marruecos, a apenas 14 km por mar, y en la ciudad, que en la última generación ha pasado un formidable proceso de desarrollo, viven ahora alrededor de 900 judíos de distintos orígenes.
Ubicada en el estratégico estrecho de Gibraltar, que da acceso al Mar Mediterráneo desde el océano Atlántico, Gibraltar fue cedido en 1713 a Gran Bretaña por el tratado de Utrecht, en el que se especificaba que no habría de permitirse que "ni judíos ni moros habiten en ella".
"Los británicos no respetaron esa cláusula", cuenta a Enfoque Judío Haim Levy, presidente histórico de la comunidad y descendiente de los primeros judíos que se asentaron en la colonia, al recordar que los españoles insistían hasta tal punto que: Las nuevas autoridades británicas "solían pedirnos con cierta frecuencia que nos subiéramos a un barco por unos cuantos días hasta que los españoles confirmaban que no habían judíos… y después nos devolvían".
Desde entonces, todos destacan el "paraíso" en el que han vivido como judíos, con unas libertades y tranquilidad poco conocidas alrededor de Europa que ayudaron al arraigo de su comunidad… tanto que hasta tiene su propia versión hebrea del himno británico.

Una vida cómoda pero cara
A los antiguos sefaradim de Marruecos, se le han sumado más recientemente algunos británicos ashkenazim y, en la última década, varias decenas de israelíes que trabajan en negocios relacionados con juegos por internet y apuestas.
Marcada por una notoria presencia de ortodoxos modernos, la comunidad tiene hoy varias sinagogas, un "kolel", servicios comerciales de kashrut, y cuatro colegios judíos.
"La vida de la comunidad es bastante cómoda. Es un lugar pequeño donde de la vida es muy costosa, especialmente la vivienda. No se trata de una comunidad adinerada, muchos en la comunidad son profesionales, abogados, contables, médicos, dentistas u oficinistas, prestando servicios a la economía de Gibraltar o incluso servicios religiosos de kashrut en España", explica Moshi Anahory, abogado.
Y en comparación con España, ni siquiera la guerra en Gaza, que ha provocado la peor ola de antisemitismo en Occidente desde la Segunda Guerra Mundial, ha conseguido romper las relaciones entre judíos y los 3.000 musulmanes de la comunidad marroquí, pese a dos manifestaciones que estos últimos convocaron en 2024 ▪

