Frente al repunte del antisemitismo en Europa, numerosos gobiernos insisten en una respuesta casi automática: más educación sobre el Holocausto. Sin embargo, para Aline Pennewaard, educadora e historiadora del Holocausto en el Centro de Información y Documentación Israel (CIDI) de los Países Bajos, esa estrategia, aunque necesaria, no es suficiente ni eficaz por sí sola para frenar el fenómeno.
"Lamentablemente, cuando se trata de combatir el antisemitismo, vemos que muchos líderes europeos proponen una única solución: educación sobre el Holocausto, más educación sobre el Holocausto", afirmó. Y matizó: "Aunque por supuesto creo que es algo muy importante, no pienso que sea la solución que hará desaparecer el antisemitismo mágicamente", dijo Pennewaard en declaraciones a Enfoque Judío, tras un panel en el que abundó sobre su preocupación por la simplificación del problema.
"Se necesita mucho más para frenar el antisemitismo"
Según la historiadora, limitar la respuesta institucional a ese ámbito educativo no alcanza para frenar el aumento del antisemitismo que se observa actualmente en toda Europa. "Definitivamente necesitamos más que solo educación sobre el Holocausto para poner fin al auge del antisemitismo que vemos en este momento", sostuvo.
Pennewaard participó la semana pasada en el último panel de un encuentro organizado en Bruselas por la División de Prensa (EIPA) de la European Jewish Association (EJA), centrado en la presión pública y el aumento del antisemitismo y el antisionismo en Europa.
El debate, moderado por Oliver Bradley, asesor de comunicación y prensa en la EIPA para Alemania e Italia, contó también con la intervención del rabino Menachem Margolin, presidente de la EJA, y del historiador Joel Kotek, profesor de la Universidad Libre de Bruselas y presidente del Instituto Jonathas.
Un discurso antisionista cada vez más estructurado
El panel analizó cómo un discurso antisionista cada vez más estructurado y transversal, impulsado por múltiples actores y formatos mediáticos, está teniendo un impacto devastador en las comunidades judías europeas, en un contexto de creciente presión política interna en varios países del continente.
Preguntada sobre si la enseñanza del Holocausto no está teniendo un efecto bumerán a la hora de acusar a Israel de delitos que cometieron los nazis y compararlos con el nazismo, Pennewaard señaló que la pedagogía histórica puede ser instrumentalizada por quienes buscan equiparar la Shoá con el conflicto en Gaza.

"Las personas que están decididas a acusar a los judíos de genocidio o de crímenes contra la humanidad no van a ser detenidas por una visita a Auschwitz", afirmó al reiterar que la enseñanza del Holocausto no es suficiente.
Por el contrario, alertó: "Esa historia y una visita a Auschwitz solo les dará munición, porque la usarán como ejemplo para decir: ‘Gaza es exactamente lo que ocurrió en Auschwitz’". Su conclusión fue clara: "No va a ayudar".
Estas afirmaciones se inscriben en un diagnóstico compartido durante el panel, donde se analizó la apropiación y distorsión de símbolos, términos y referencias del Holocausto en el discurso público contemporáneo, especialmente en relación con Israel, con consecuencias directas para la seguridad y la legitimidad de las comunidades judías en Europa.
"No disculparse más"
Además de cuestionar la centralidad casi exclusiva de la educación sobre el Holocausto en las políticas públicas, Pennewaard puso el foco en otro fenómeno que, a su juicio, debilita la posición judía en el espacio mediático: la tendencia de algunos judíos a disculparse de antemano cuando intervienen en debates sobre Israel.
"Vemos muy a menudo que, en cuanto se invita a judíos a hablar en los medios sobre la situación en Israel, tienden a disculparse inmediatamente por cosas que ni siquiera son relevantes", señaló. Como ejemplo, citó fórmulas habituales como "yo tampoco soy fan de Netanyahu" o "no estoy de acuerdo con todo lo que pasa en Gaza", pronunciadas antes incluso de desarrollar un argumento propio.

Para la educadora, esta actitud tiene un impacto negativo. "Creo que es algo muy poco saludable, porque socava tu relato", afirmó. Y añadió: "Da la impresión de que, como judío, solo se te permite hablar si primero rechazas a Israel, y ese no debería ser el caso".
Pennewaard defendió que el derecho a expresarse no debería estar condicionado a una declaración previa de distanciamiento respecto a la política israelí, especialmente cuando quien opina no vive en Israel ni participa en sus decisiones. "Tienes derecho a hablar y a publicar tu opinión, y eso no debería depender de si estás de acuerdo o no con la política israelí", subrayó.
"Las fuerzas actuales son muy fuertes"
Desde su labor en el CIDI, donde desarrolla materiales educativos sobre Israel y temas judíos para la sociedad en general, Pennewaard insistió en que la educación sigue siendo esencial, pero advirtió contra una visión reduccionista. "La educación sobre el Holocausto es importante; es mi trabajo", recordó. "Pero no es suficiente para contrarrestar activamente las fuerzas actuales, que son muy fuertes".
En el contexto europeo actual, marcado por la presión política, el temor al conflicto social y la expansión de discursos antisionistas radicalizados, la historiadora considera que reforzar únicamente las visitas escolares a Auschwitz o las horas lectivas sobre la Shoá no aborda el núcleo del problema.
Su intervención en Bruselas dejó el mensaje que enseñar más Holocausto no sustituye la necesidad de enfrentar el antisemitismo contemporáneo en todas sus manifestaciones, ni exime a dirigentes, instituciones y medios de comunicación de asumir una responsabilidad más amplia y directa ▪
