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Miles de personas se congregan en el Muro de los Lamentos para Tishá BeAv

La jornada de luto del pueblo judío trasciende en Israel, sobre todo, alrededor del Muro de los Lamentos, único vestigio del último Templo de Jerusalén, y en la diáspora en las sinagogas.
Miles de personas se congregan en el Muro de los Lamentos para Tishá BeAv

Actualizado el 3/8/2025, 08:23 hs.

Decenas de miles de personas acudieron la pasada noche y madrugada al Muro de los Lamentos en Jerusalén para conmemorar Tishá BeAv, la jornada de duelo del calendario hebreo y que recuerda la destrucción de los dos Templos de Jerusalén, el último hace 1955 años.

Sentados en el suelo de la explanada, en señal de duelo, los fieles leyeron el Libro de las Lamentaciones, que describe la destrucción de Jerusalén, marcando así el comienzo de un ayuno de 25 horas que recuerda la pérdida del Primer y Segundo Templos y la consecuente desaparición de un Estado judío y el comienzo de un exilio de casi 2.000 años. Hasta la creación del Estado de Israel en 1948.

En la diáspora, incluidas las comunidades de España, la jornada se conmemora de una manera similar pero en las sinagogas, sobre todo en las ortodoxas.

El Templo de Jerusalén, o Beit Hamikdash, representaba el centro espiritual del pueblo judío. Su destrucción, primero por los babilonios en el año 423 a. e. c. y luego por los romanos en el 70 e. c., no solo significó una catástrofe nacional, sino una transformación radical en la relación religiosa del pueblo con Dios. Lo que antes era un culto colectivo, basado en sacrificios y servicios sacerdotales, dio paso a una espiritualidad centrada en la plegaria y el estudio.

En Tishá BeAv, el pueblo judío no solo llora esos templos destruidos, sino también una larga historia de tragedias que se encadenaron a partir de esas fechas. A lo largo de los siglos, algunos textos litúrgicos han incorporado lamentaciones por pogromos, expulsiones, la quema del Talmud y, en tiempos más recientes, la Shoá. Así, esta jornada de duelo ha trascendido el pasado antiguo para convertirse en una convocatoria intergeneracional de memoria y conciencia colectiva.

La jornada de ayuno de 25 horas incluye costumbres específicas de duelo: no se usan zapatos de cuero, se evita el estudio de Torá salvo en temas relacionados con la destrucción, y se permanece sentado en el suelo o en bancos bajos hasta la mitad del día siguiente. Estas prácticas, que intensifican el sentido de pérdida, vienen precedidas por las restricciones de los "Tres Semanas" entre el 17 de Tamuz y el 9 de Av: sin bodas, sin música, sin cortes de cabello ▪

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