Un colgante personal de plomo, datado hace unos 1.400 años y decorado con el símbolo de la menorá, fue descubierto recientemente en excavaciones arqueológicas realizadas en las inmediaciones del Muro de los Lamentos, en Jerusalén. El objeto, excepcional por su material y su iconografía, fue hallado en un contexto correspondiente al final del Período Bizantino (S. IV-VII), una etapa en la que, según las fuentes históricas, la presencia judía en la ciudad estaba severamente restringida.
El hallazgo fue dado a conocer por la Autoridad de Antigüedades de Israel y se produjo en el marco de una excavación de gran envergadura realizada en el jardín arqueológico Davidson, cerca del Monte del Templo, según un comunicado.
Encuentro con el pasado
"Un día, al mediodía, mientras excavaba dentro de una estructura antigua, de repente vi entre las piedras del muro algo diferente, de color gris. Saqué el objeto de la tierra y vi que se trataba de un colgante de cadena con la imagen de la menorá", relató Aiaw Belta, empleado de la Ciudad de David que encontró la pieza, informó el medio Ynet.
El colgante apareció dentro de una gruesa capa de relleno de unos ocho metros de espesor, utilizada como base para un conjunto de edificaciones monumentales del período omeya. Esta capa cubría por completo restos más antiguos, correspondientes al final del período bizantino, entre ellos vestigios arquitectónicos que, según los investigadores, indican un conjunto planificado construido junto a una calle pavimentada. El contexto estratigráfico permitió vincular el objeto con una fase histórica especialmente sensible para la presencia judía en Jerusalén.
Desde el punto de vista formal, el colgante fue diseñado como una pequeña placa circular con una anilla superior para su suspensión en un hilo o cadena. En ambas caras aparece grabada la misma imagen: una menorá de siete brazos, enmarcada por un relieve circular. Uno de los lados se conserva en buen estado, mientras que el otro está cubierto por una pátina, una capa de desgaste natural. El diseño muestra tres brazos a cada lado del eje central, unidos en su parte superior por una barra horizontal, sobre la cual se representan las llamas. Un análisis XRF realizado en los laboratorios analíticos de la Autoridad de Antigüedades determinó que el objeto contiene aproximadamente un 99 % de plomo.


Un objeto excepcional y un símbolo cargado de memoria
Los investigadores de la Autoridad de Antigüedades de Israel subrayaron el carácter extraordinario del hallazgo. "Un colgante hecho de plomo puro y decorado con una menorá es un hallazgo extremadamente raro", señaló el arqueólogo Yuval Baruj. "En la investigación se conocen colgantes con la imagen de la menorá hechos de vidrio u otros metales, pero solo tenemos constancia de otro colgante de plomo con este símbolo en todo el mundo", añadieron, en referencia a una pieza conservada en el Museo de Arte Walters, en Baltimore, cuyo origen es desconocido.
Según Ynet, la presencia de la menorá en ambas caras del colgante refuerza la carga simbólica del objeto. "La duplicación del símbolo indica su profundo significado y el lugar central de la menorá como expresión visual del vínculo con el Templo y con su memoria, incluso después de su destrucción", afirmaron. El objeto no solo remite a una identidad religiosa, sino también a una memoria colectiva asociada al pasado del Templo de Jerusalén.
Las fuentes históricas indican que durante el período bizantino se prohibía a los judíos entrar y residir en Jerusalén, una circunstancia que plantea interrogantes sobre el contexto de este tipo de hallazgos.
"Este hecho dificulta la comprensión del significado de objetos decorados con la menorá en su contexto histórico", explicaron los investigadores. "Surge la pregunta de si se trata de hallazgos fortuitos o de pertenencias privadas de judíos que llegaron a la ciudad por diversas razones: comerciantes, enviados administrativos o individuos que acudieron como peregrinos de forma discreta y en circunstancias no oficiales".

¿Un amuleto?
Baruj, que dirige las excavaciones en el lugar desde hace casi 25 años y es especialista en el estudio de la menorá, destacó el valor personal del objeto. "Se trata de un hallazgo excepcional. Este colgante no es solo un objeto material; es un sello personal, un documento de memoria y de identidad, que probablemente perteneció a un judío anónimo que eligió llevarlo colgado del cuello", afirmó.
Baruch añadió que la elección del plomo, en lugar de metales más habituales en joyería, podría indicar que se trataba de un amuleto y no de un adorno, ya que este material era comúnmente utilizado para la fabricación de talismanes en la época, informó Ynet.
El investigador subrayó además que, durante el período bizantino, la menorá se consolidó como un símbolo de memoria nacional y de expectativa de renovación entre las comunidades judías de la Tierra de Israel y de la diáspora. "Las evidencias arqueológicas acumuladas en los últimos años indican que, pese a las prohibiciones y dificultades, los judíos encontraron formas de llegar a Jerusalén, y es posible que algunos incluso se establecieran en ella", concluyó ▪


