Mientras Felipe VI apuesta por la diplomacia en su visita a Egipto, la oposición política y la opinión pública ponen contra las cuerdas a Pedro Sánchez, a su delegado de gobierno en Madrid y a sus agitadoras ideológicas Irene Montero e Ione Belarra.
El Rey Felipe VI pronunció en Egipto un discurso que muchos calificaron de impecable, centrado en el origen del conflicto entre Israel y Hamás y en la crisis humanitaria en Gaza. Sin embargo, en un momento de máxima tensión política en España, algunos echamos en falta palabras más contundentes sobre temas de fondo.
Antes de empezar este artículo, debo confesar que simpatizo con la monarquía española, especialmente con Leonor, la princesa de Asturias. Su dedicación a los estudios, su paso por el ejército y la pulcritud con la que representa la marca España, siendo tan joven y manteniéndose siempre alejada de polémicas, es realmente admirable. También es un buen augurio para los retos a los que tendrá que enfrentarse en el futuro.
Hace unos días, en medio del caos que vive nuestro país, sentí que faltaba una intervención del máximo jefe del Estado. Sin embargo, los acontecimientos posteriores me hicieron ver que no era necesaria: los partidos de la oposición y las fuerzas de seguridad del Estado, con sus denuncias, hicieron un gran trabajo al exponer la situación crítica que enfrenta nuestra sociedad. La opinión pública ha tomado nota.
Porque no nos engañemos: por mucho que algunos sectores políticos organicen shows mediáticos y encabecen voces antisemitas, la realidad es que en las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid de 2023 la formación de Belara y Montero (Podemos-IU-Alianza Verde) no consiguió ningún escaño.
Más allá de polémicas personales y de una influencia cada vez menor en Bruselas, su presencia pública se limita a generar ruido y polarización. Su impacto real en cuanto a representación institucional es prácticamente nulo, salvo para diseminar odio.
Por su parte, Pedro Sánchez está al borde del precipicio: su legado queda reducido a corrupción, escándalos y un marcado sesgo antisemita. Cuando llegue el momento de su salida, los españoles recuperaremos nuestra soberanía y suspiraremos aliviados con un profundo: ¡Ahora sí!
Prefiero no extenderme en el discurso de su delegado de Gobierno en Madrid y quedarme con el contraste que representa el tándem de Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida, que han sabido plantar cara al extremismo y defender la libertad. Su apoyo claro al pueblo judío y al Estado de Israel resulta coherente, valiente y esperanzador en un momento en que gran parte de la política nacional se pliega a discursos de odio.
Volviendo al bálsamo que representa la monarquía, sus majestades los Reyes de España realizaron recientemente una visita oficial a Egipto. El Rey Felipe pronunció un discurso diplomáticamente correcto: recordó que la guerra entre Israel y Hamás comenzó con el atentado terrorista del 7 de octubre, y habló del sufrimiento y la crisis humanitaria que atraviesa la población de Gaza. Una postura esperada para un jefe de Estado.
Sin embargo, desde mi perspectiva, es importante puntualizar algunos aspectos clave que no se han tenido en cuenta:
- Liberación de los secuestrados. No habrá paz hasta que Hamás devuelva a los rehenes y los cuerpos de las víctimas.
- El papel de Egipto. Aunque crítico con el conflicto, mantiene desde 1979 una paz formal con Israel y coopera en seguridad, especialmente en el Sinaí para frenar el terrorismo y el tráfico de armas hacia Gaza. Ha mediado en numerosos altos el fuego, facilitado la liberación de rehenes y mantiene acuerdos energéticos estratégicos, importando gas israelí que contribuye a la estabilidad regional y refuerza el vínculo entre ambos países.
- España, en cambio, insiste en romper relaciones con Israel en todos los ámbitos —incluidos seguridad y defensa—, debilitando sus propios intereses estratégicos. A ello se suman las recientes declaraciones del Rey Felipe VI en Egipto, donde defendió la creación de un Estado palestino "viable" con Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este y criticó el "brutal e inaceptable sufrimiento" en la Franja. Aunque es coherente con la diplomacia europea, para muchos pasa por alto que los palestinos han rechazado en repetidas ocasiones la creación de dos Estados, incluso cuando Jordania ocupó ilegalmente Judea y Samaria entre 1948 y 1967 sin que se proclamara un Estado propio.
- Responsabilidad de Egipto. Mantiene sus fronteras selladas. ¿Por qué un país musulmán se niega a recibir a sus vecinos? ¿Será que no quieren que entre los refugiados se cuelen extremistas en su propio territorio? Por su parte, las fuerzas de seguridad españolas identificaron y alertaron sobre la presencia de yihadistas en los recientes disturbios del tramo de la Vuelta Ciclista en Madrid.
- Actitud ante los radicales. Vimos cómo las autoridades egipcias trataron a los activistas propalestinos que intentaron cruzar hacia Gaza hace unos meses: los dispersaron por la fuerza, considerándolos una amenaza. En contraposición, el gobierno español alienta y aplaude a los activistas violentos que ponen en riesgo a deportistas internacionales de élite, según ha señalado la propia Unión Internacional de Ciclistas.
- Raíces históricas y espirituales. Egipto es un pueblo milenario, sabio y mayoritariamente temeroso de D-os. El propio Corán (Sura 5:21) menciona que Alá asignó la Tierra Santa a los Hijos de Israel. Mientras que el gobierno actual de España utiliza discursos de odio antisionistas y aboga por la destrucción del Estado de Israel y del pueblo ancestral judío, incluso con amenazas nucleares.
En definitiva, mientras el Rey de España insiste en el diálogo, la concordia y el respeto a los compromisos internacionales, el actual gobierno contradice ese espíritu con una política exterior ideologizada que rompe puentes y alienta el odio. La paz solo será posible cuando se garantice la seguridad de Israel y se liberen los rehenes, condición indispensable para una solución justa y duradera en la región.
En tiempos así, solo nos queda aferrarnos a la fe y trabajar activamente para devolver la verdad y la memoria a nuestra sociedad, esperando que lleguen días de juicio y, después, paz para todos los justos ▪
Nota de la autora:
Deseo que estas reflexiones ayuden a devolver luz y claridad a nuestra tierra, y que pronto veamos días de justicia y paz para Israel y para todas las naciones. BeH.
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Rafaela Almeida, nacida en Brasil y nacionalizada española, es empresaria, escritora, educadora y presentadora de televisión. Es autora del libro Comunicación Internacional y Relaciones Públicas (Editorial Base, 2023), obra recomendada por la Escuela Diplomática española. Ha alzado la voz contra el antisemitismo en charlas TEDx y en medios nacionales e internacionales. Actualmente estudia Relaciones Internacionales en la UOC.






