30 diciembre 2025
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Vayishlaj

El arte tridimensional de la paz

La parashá de Vayishlaj trata sobre las vivencias de Jacob y su familia en su camino desde Harán a la casa de sus padres en Hebrón. Describe detalladamente el encuentro con su hermano Esav y sus experiencias en Nablus hasta la violación de su hija Dina, el nacimiento de Biniamín y la muerte de su amada esposa Rajel. Al final del viaje, Jacob se encuentra con su padre en Hebrón, cuando su madre ya había muerto mientras él estaba en camino. Hacia el final, la parashá describe la familia de su hermano Esav.
El arte tridimensional de la paz
Rabi David Libersohn

Yaacov llega a Shejem después de veinte años de viaje, de desafíos y aprendizajes que lo han marcado profundamente. Su camino no fue sencillo: huyó de su hermano Esaú tras el conflicto por la bendición de su padre, y luego pasó años en la casa de Labán, donde enfrentó engaños y pruebas prolongadas. Quiso casarse con Raquel, pero Labán lo engañó y le dio a Lea, la hermana mayor. Trabajó siete años por Lea y siete más por Raquel, sumando 14 años, y luego otros 6 años por su ganado y patrimonio, completando 20 años de esfuerzo, paciencia y crecimiento.

Lo que distingue a Yaacov es cómo llega: en paz. Y no cualquier paz, sino una paz tridimensional. Su cuerpo, fuerte y firme; su patrimonio, cuidado y seguro; su conocimiento de la Torá, claro y profundo. Esta armonía de los tres ámbitos le da equilibrio, fuerza y claridad. Es una paz que lo sostiene, incluso si alguna dimensión vacila. Como quien camina sobre tres patas en lugar de dos, nunca queda cojo; si una falla, las otras dos lo mantienen erguido.

Esta paz tridimensional es su escudo contra el miedo. Porque la vida golpea en todas direcciones, y quien solo tiene dos patas puede tambalear. Pero Yaacov, con su paz firme en cuerpo, bienes y conocimiento, permanece estable. Así, la paz deja de ser solo ausencia de conflicto: se convierte en fuerza, en elevación, en la capacidad de acercarse al mundo con respeto, humildad y confianza.

Shejem no es solo una ciudad; es un espacio incierto, lleno de posibilidades y riesgos. Yaacov sabe que no puede controlar cómo reaccionarán sus habitantes. Su fortaleza no viene de la imposición, sino de la coherencia interna. Desde esa paz, puede mirar, hablar y actuar sin miedo, sin depender de la aceptación de otros.

La historia de Yaacov nos deja un desafío abierto: ¿Cómo podemos cultivar nuestra propia paz tridimensional, de modo que nos sostenga ante los golpes de la vida, nos permita caminar con firmeza y enfrentar lo desconocido sin perder nuestra esencia?

Shabat shalom

Rabi David Libersohn
Comunidad Judía de Barcelona Jabad Lubavitch

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