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Arqueología Bíblica

El Rey Josías, reformas y vestigios del siglo VII a.e.c.

Josías de Judá impulsó profundas reformas religiosas centralizando el culto en Jerusalén. Eliminó altares locales y erradicó prácticas asociadas con otras naciones.
El Rey Josías, reformas y vestigios del siglo VII a.e.c.

Actualizado el 18/6/2025, 12:40 hs.

En el siglo VII a.e.c. (aproximadamente 640–609 a.e.c.), el rey Josías de Judá impulsó profundas reformas religiosas centralizando el culto en Jerusalén. Eliminó altares locales y erradicó prácticas asociadas con otras naciones, con el propósito de restaurar la alianza con el Eterno conforme a lo que establecía la Torá.

Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha sentido la necesidad de "tocar" objetos para sentirse protegido. Los israelitas y judaítas no fueron una excepción. Una de las grandes innovaciones de Josías no solo fue suprimir estatuillas que representaban a Dios y a su Aserá (esposa), sino sustituir esas imágenes por representaciones en forma escrita. Así, las figuras fueron reemplazadas por textos y pergaminos que contenían citas bíblicas y otros escritos sagrados. No es casualidad que seamos conocidos como "el pueblo del libro", ya que nuestra cultura se basa en la "adoración" de los textos.

Uno de dichos pergaminos fue hallado en la década de 1970, en una cámara funeraria extramuros de Jerusalén, perteneciente al siglo VII a.e.c. Los ritos funerarios judíos de esa época diferían de los actuales: los cuerpos se depositaban en cámaras hasta que se descomponían, y posteriormente se recogían los huesos en osarios.

En esa tumba se halló un diminuto pergamino de plata con el texto del Birkat Cohanim, la Bendición Sacerdotal del libro de Bamidbar (Números). Este constituye el texto extra‑bíblico más antiguo descubierto hasta el momento, fechado en la época del Primer Templo.

Hoy, esta oración se recita en el servicio de Shajarit, cuando al menos un Cohen, envuelto en su talit, la pronuncia ante la congregación. El pequeño rollo, conservado en el Museo de Israel, requiere una lupa para ser leído.

La bendición dice:

"Que el Eterno te bendiga y te guarde
Que el Eterno haga resplandecer Su rostro y te dé Su merced
Que el Eterno alce Su faz sobre ti y te dé paz"

Este hallazgo representa un vínculo asombroso entre arqueología y ritual: una inscripción protectora, portátil, que evidencia la continuidad de la tradición judía desde la monarquía davídica hasta la liturgia contemporánea. Refuerza la conexión tangible entre la reforma espiritual de Josías, las prácticas funerarias del Primer Templo y las oraciones que aún resuenan en las sinagogas

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