En el mundo digital, la verdad no siempre es lo que más rápido se propaga. Las narrativas simplificadas, las imágenes descontextualizadas y la desinformación viajan a la velocidad de un clic, mientras que los hechos contrastados tardan en abrirse camino. Desde la diplomacia digital, enfrentamos un desafío inmenso: ¿Cómo asegurarnos de que la verdad tenga el mismo impacto que la mentira?
Israel ya emplea múltiples estrategias: inteligencia artificial para rastrear fake news, alianzas con creadores de contenido, respuesta rápida en redes sociales y presencia en medios internacionales. Pero la narrativa antiisraelí sigue dominando en muchas partes del mundo. La pregunta es por qué, y algunas de las respuestas:
- El poder de la simplificación: La gente prefiere relatos claros y emocionales. Aunque es falso, "Israel es un opresor colonial" es un mensaje sencillo. Explicar el conflicto en toda su complejidad requiere mucho más que un eslogan.
- El impacto visual: Las imágenes de sufrimiento generan empatía instantánea, pero muchas veces carecen de contexto. Aunque Hamás usa escudos humanos, la indignación se centra en el resultado visible.
- El doble estándar mediático: Algunos medios amplifican cualquier error israelí, pero minimizan crímenes de grupos terroristas.
- El sesgo cultural: Movimientos de justicia social han adoptado la causa palestina como parte de su discurso interno, y no están interesados en analizar los hechos en profundidad porque políticamente no les trae rédito político.
¿Cómo contrarrestarlo?
Para revertir esta situación, no basta con refutar cada mentira: es necesario construir una narrativa propia que sea tan potente como veraz. Esto implica entender qué mueve emocionalmente al público, adaptar el lenguaje diplomático a las plataformas actuales y apostar por una comunicación auténtica, empática y estratégica.
- Redoblando esfuerzos en la guerra cultural: Israel debe fortalecer alianzas con sectores progresistas y con jóvenes que buscan justicia, mostrando la realidad desde una perspectiva de derechos humanos.
- Humanizando el mensaje: La diplomacia fría no conecta con el público. Debemos contar historias reales, tanto de israelíes como de palestinos que buscan la coexistencia.
- Ampliando nuestra presencia en plataformas no tradicionales: Las redes sociales premian la viralidad, no la verdad. Es fundamental invertir en narrativas visuales e influencers que lleguen a millones.
- Exponiendo la estrategia de Hamas: Mostrar con pruebas cómo este grupo usa a su propia población como escudo, reprime a su gente y desvía ayuda humanitaria.
La diplomacia digital no es solo una herramienta, es un campo de batalla. Si no cambiamos las reglas del juego, la desinformación seguirá ganando terreno.▪
Eva Pugliese es directora de Diplomacia digital en la Embajada de Israel en España, cargo desde el que supervisa y gestiona las estrategias de comunicación digital de Israel en España, incluidas sus plataformas de redes sociales y la interacción en línea. Tiene un Master en Comunicación y Marketing Digital por la Universidad Camilo José Cela.






