Melilla se convirtió esta semana en el epicentro del diálogo interreligioso mediterráneo con la celebración del I Foro ‘Puentes de Paz y Convivencia’, un encuentro organizado por la Ciudad Autónoma de Melilla, el Ayuntamiento de Málaga y el Centro Cifal Málaga de la Junta de las Naciones Unidas.
Durante dos días, representantes de distintas confesiones religiosas, instituciones internacionales y académicos compartieron un espacio de reflexión sobre la convivencia, la tolerancia y los desafíos culturales que plantea un mundo marcado por los radicalismos y la polarización.
La comunidad judía melillense estuvo representada por los presidentes de la Comunidad Israelita de Melilla (CIMe) y de la Asociación Socio-Cultural Mem Guimel, además del rabino de la comunidad, Aarón Peretz, quien participó en la oración ecuménica que abrió el encuentro, símbolo del espíritu de cooperación entre las distintas tradiciones religiosas de la ciudad.

"La convivencia se practica, no se proclama"
En declaraciones a Enfoque Judío, Guahnich destacó, en nombre de la asociación cultural que encabeza, el valor del foro como espacio para reafirmar los principios de respeto y entendimiento mutuo que definen la vida melillense.
"En este encuentro hemos querido mostrar que el diálogo interreligioso no es solo una declaración de intenciones, sino una herramienta práctica para construir convivencia. Desde el ámbito judío hemos puesto el acento en el aumento del antisemitismo desde el 7 de octubre de 2023 y en la necesidad de una respuesta educativa y social frente al odio", afirmó.
Guahnich explicó que durante las sesiones se abordaron temas como el papel de los jóvenes, el impacto de las nuevas tecnologías y la expansión de discursos radicales que amenazan la cohesión social.
"Se ha hablado de cómo desde los grupos más extremos se están imponiendo ideas que rompen la convivencia mundial. Frente a eso, defendemos una educación basada en la empatía y en la formación de profesores y agentes sociales para prevenir la discriminación", señaló.

El dirigente melillense también expresó su preocupación por la distancia entre las políticas europeas y nacionales en materia de convivencia: "A veces las políticas de ciertos países no acompañan las directrices europeas. En algunos casos incluso rozan el antisemitismo, lo que dificulta construir un espacio común de respeto y libertad", advirtió en declaraciones a Enfoque Judío.
A su juicio, Melilla representa un modelo de convivencia real, donde las distintas comunidades religiosas y culturales participan activamente en la vida pública, porque "aquí la convivencia se practica, no se proclama. El Ayuntamiento de Melilla lo demuestra apoyando las festividades de todas las culturas y respaldando a instituciones como Mem Guimel que trabajan día a día por el entendimiento mutuo", destacó. Y puso de ejemplo el que, en la comida de cierre del Foro, a los representantes judíos se les sirviera comida kosher.
Una declaración por la paz y el entendimiento
El foro, celebrado en el Salón Dorado del Palacio de la Asamblea, concluyó con la Declaración de Melilla y Málaga, que reconoce a ambas ciudades como "símbolos de entendimiento entre culturas, religiones y pueblos" y sienta las bases de una alianza duradera por la paz, con la intención de celebrar el próximo encuentro en Málaga en 2026.
El documento final subraya que "la diversidad no es una amenaza, sino una riqueza que fortalece la convivencia y la dignidad humana", y enmarca sus conclusiones en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, especialmente el ODS 16, centrado en la promoción de sociedades pacíficas e inclusivas.

Las conclusiones se estructuraron en cuatro ejes principales:
- Fomentar la cooperación interreligiosa como pilar de la diplomacia local.
- Impulsar la educación y la cultura como herramientas contra el odio.
- Entender la paz como un proceso activo, no como una meta estática.
- Consolidar una hoja de ruta Melilla–Málaga 2026, con acciones locales de impacto global.
En el acto de clausura, la consejera de Cultura, Fadela Mohatar, subrayó que "la paz no es un estado, sino un proceso que requiere voluntad política, educación y una ciudadanía consciente de su papel como constructora de convivencia".
Por su parte, la directora de Cifal Málaga, Débora Salafranca, hija de Jesús Salafranca Ortega, autor del primer libro sobre la comunidad judía melillense y referente histórico, recordó que "los puentes de paz se construyen con compromiso, no con discursos".
Para la comunidad judía, la participación en este tipo de foros es una expresión concreta de la herencia plural de Melilla y del compromiso con una Europa más justa e inclusiva.
"El futuro que anhelamos —concluyó Guahnich— no se levantará sobre muros de miedo, sino sobre puentes de respeto, conocimiento y confianza mutua" ▪
