BRING THEM HOME NOW

Actualidad y Cultura del Judaísmo en España

AÚN QUEDAN
28 SECUESTRADOS

Tazría - Metzorá

El poder de las palabras y el camino de regreso

La parashá Tazria-Metzorá nos invita a reflexionar sobre el poder de las palabras, la reparación de vínculos dañados y la importancia de acompañar con empatía los procesos de retorno.

Actualizado el 2/5/2025, 22:09 hs.

Esta semana leemos la parashá de "Tazria-Metzorá", una sección que, a primera vista, puede parecer lejana o ajena: habla de manchas en la piel, rituales de purificación y personas que deben salir de su  entorno natural, quedando solos y alejados durante un tiempo. Cuanto más la leo, más me doy cuenta de que, en realidad, nos habla de algo muy actual y profundamente humano: Cómo las palabras que decimos y usamos pueden afectar nuestras relaciones y cómo podemos encontrar caminos de reparación.

Es importante aclarar que la Torá no nos invita al silencio, ni a callar por miedo a equivocarnos. Todo lo contrario: nos propone una mirada crítica y honesta sobre cómo utilizamos nuestra voz.

No se trata de no hablar, sino de hacerlo con conciencia y responsabilidad. A veces, lo que hace falta no es menos palabra, sino una palabra mejor dirigida. Y muchas veces —más de las que admitimos— necesitamos que alguien nos diga desde fuera: "Vales para esto", "Hazlo que tú puedes". Porque a veces, por inseguridad o miedo, no nos atrevemos a reconocernos capaces.

Una lepra espiritual más que física

La figura del "metzorá" (a menudo traducido como "leproso"), la persona que sufre esta afección, fue entendida por los sabios no como alguien enfermo en el sentido médico, sino como alguien que ha dañado con su envidia e incluso habla (lashón har´á). Pero también más allá de la persona que no sabe aceptar sus errores del pasado, para que estos puedan ser verdaderamente reparados.

A veces hablamos desde el enfado, desde la frustración o la ansiedad… y después, cuando nos damos cuenta, ya hemos hecho daño. Y cuesta reparar.

Lo que más conmueve de esta Parashá es que el "metzorá" se aleja de su círculo de personas, pero no como castigo, sino como parte de un proceso. Tiene que salir, tomar distancia, hacer silencio, mirarse hacia dentro. Y cuando está preparado, puede volver. No se le condena ni se le etiqueta para siempre. Es más bien un mensaje: "Tienes algo que revisar, y cuando lo hagas, te estaremos esperando".

Me hace pensar mucho en cómo nos tratamos hoy. En lo rápido que juzgamos, en lo poco que escuchamos a veces, y en lo difícil que es volver cuando uno se ha equivocado. También me hace pensar en primera persona: ¿A quién pude herir sin querer? ¿Dónde necesito pedir perdón? ¿Qué vínculos me gustaría recomponer?

El "médico" del alma: el "cohén"

Y hay algo precioso en el papel del "cohén" (sacerdote), ese acompañante que ayuda al "metzorá" (leproso) a volver.  Era el "médico" que decía "tus manchas se han desvanecido, estás listo para reintegrarte".

Porque no siempre podemos hacerlo solos. A veces necesitamos que alguien nos mire con bondad, con confianza, y nos diga: "Ya está, puedes volver". Qué importante es que en nuestras congregaciones —esas kehilot que vamos construyendo— haya personas así: Que no cierren puertas, sino que las dejen entreabiertas, y acepten ideas al cambio y la renovación, por supuesto sin perder un ápice de nuestra tradición.

"Metzorá" no va de enfermedades raras. Va de la vida, de nuestras palabras, de cómo nos relacionamos y de la posibilidad real de cambiar. Todos, en algún momento, hemos sido un poco "metzorá". Y todos, sin excepción, merecemos una segunda oportunidad. Si alguna vez sentiste que necesitabas volver y no sabías cómo… esta parashá te recuerda que el camino existe. Y si alguna vez viste a alguien alejarse, quizá tú puedas ser ese "cohén" que le ayuda a regresar, a volver a tú hogar, nuestra "Kehilá" de manera desinteresada y fidedigna.▪

Noticias Relacionadas

Más leídas

Puede interesar...