Desde el 7 de julio y hasta el 30 de septiembre, el centro turístico municipal Baluarte de los Pozos en Cáceres acoge la exposición "Sabores y Aromas de Sefarad", una propuesta que invita a recorrer el legado histórico y gastronómico del mundo judío en la península ibérica. Organizada por el Ayuntamiento de Cáceres y la Red de Juderías de España, la muestra está comisariada por Javier Zafra, cocinero e investigador del patrimonio culinario judeoespañol.
La exposición, de carácter interactivo, combina historia, simbología e identidad a través de paneles informativos en varios idiomas, imágenes, contenidos digitales activados mediante códigos QR y una guía didáctica descargable. Entre los contenidos destacados se encuentran las llamadas "siete especies" (granado, vid, trigo, cebada, miel, dátil, olivo e higuera), recetas tradicionales sefardíes y elementos como el "collar de mondas", usado como amuleto por mujeres parturientas en la Edad Media. También se exploran las formas y simbolismos ocultos en dulces típicos de las distintas tradiciones judías, y no sólo de Sefarad.
Los paneles describen la trayectoria histórica y el desarrollo de la gastronomía judía sefardí, con explicaciones sobre su evolución e ingredientes.

¿Patrimonio Inmaterial de la Humanidad?
Durante la presentación a medios, celebrada a principios de julio, el concejal de Turismo, Ángel Orgaz, destacó que esta exposición es parte del programa itinerante de la Red de Juderías "Caminos de Sefarad", y subrayó el valor estratégico de dinamizar el Baluarte de los Pozos como espacio expositivo. El edil anunció además la celebración de nuevas jornadas de cultura judía a finales de agosto, que se desarrollarán en este mismo espacio.
Por su parte, Iñaki Echeveste, gerente de la Red, recordó que la entidad celebra en 2025 su 30º aniversario y defendió la candidatura de la gastronomía sefardí como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Javier Zafra, comisario de la muestra, reivindicó la recuperación de una cocina históricamente transmitida por mujeres y que, durante siglos, fue ignorada por la historiografía oficial.
Las dos Juderías de Cáceres: memoria viva entre las piedras
Aunque sin restos arqueológicos realmente visibles, como ocurre en otras ciudades españolas, la Judería Vieja de Cáceres, situada intramuros, en el barrio de San Antonio de la Quebrada, conserva intacto su trazado medieval. Se trata de un laberinto de callejuelas estrechas y empinadas, casas blancas de una o dos plantas, balcones con flores y callejones sin salida. En ese sentido, el recorrido de esta ruta serpentea por varias callejuelas entre inmuebles de pequeño tamaño que otrora albergaron una vibrante comunidad.
El conjunto patrimonial forma parte del casco histórico cacereño, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y mantiene su atmósfera original desde tiempos medievales.

Uno de los puntos neurálgicos del barrio es la Ermita de San Antonio, construida sobre la antigua sinagoga judía, que fue confiscada en 1470. En torno a este templo se organizaba la vida comunitaria de la aljama, con instituciones como el mikvé o baño ritual, la carnicería, la escuela y el cementerio extramuros, aún por descubrir. También está marcado como tal, desde 2002, el Olivar de la Judería. La comunidad judía de Cáceres gozó de cierta autonomía hasta su expulsión definitiva a finales del siglo XV.
Tras 1478, buena parte de la población judía fue forzada a trasladarse fuera de la muralla, dando lugar a la Judería Nueva, ubicada cerca de la actual Plaza Mayor, entre las calles Paneras y de la Cruz. Allí se construyó una segunda sinagoga, donde hoy se alza el Palacio de la Isla. Ambas juderías están integradas en las rutas oficiales de turismo patrimonial y constituyen una parte esencial del legado histórico sefardí en la ciudad ▪

