En una nueva vuelta de tuerca de la ola de antisemitismo que aqueja a la Comunidad Judía de Asturias en las últimas semanas, el concejal de IU-Convocatoria por Oviedo, Alejandro Suárez, ha exigido al Ayuntamiento y al Partido Popular que investiguen lo que considera "declaraciones negacionistas del genocidio en Gaza" realizadas por su presidenta Aída Oceransky.
El acoso a Oceransky comenzó a finales de julio por medios de prensa y redes sociales, en lo que el Movimiento contra la Intolerancia considera un delito de odio y contra la libertad de expresión. El desencadenante fue un artículo en el diario asturiano Nortes, el 29 de julio, titulado La presidenta de la Comunidad Judía niega en sus redes sociales la hambruna de Gaza, en la que la acusaba de difundir en X lo que el medio calificó como "un vídeo cargado de bulos", cuando solo exponía la versión de Israel sobre la situación en Gaza y salía contra la narrativa propalestina de un supuesto genocidio y hambruna provocada.
Según una denuncia del MCI, el texto del artículo "tergiversa los hechos, manipula las imágenes y demoniza a la presidenta y a la Comunidad Judía de Asturias", dañando "su integridad moral y la dignidad de las personas de la comunidad, muchas relacionadas con supervivientes del Holocausto", y "abriendo un proceso de acusaciones y de odio no visto con anterioridad en Asturias".
Desde entonces, Oceransky ha estado sometida al acoso digital y un linchamiento mediático. Un concejal del PSOE ha llegado a pedir incluso una revisión de la concesión por el Ayuntamiento a la Comunidad Judía de Oviedo, Bet Emuná, del inmueble donde se encuentra su sinagoga y centro cultural, hace más de 25 años.

El diputado la acusa de "negacionismo"
En declaraciones recogidas por La Voz de Asturias, Suárez afirma que "El apoyo en redes a la difusión del negacionismo sobre lo que está sucediendo en Gaza solo es comparable al negacionismo nazi. En Auschwitz se exterminaba a un pueblo, hoy se extermina en los mismos términos a otro pueblo, cualquiera que niegue esta realidad está haciendo negacionismo como se hizo en su día por parte de los nazis y eso no puede tener cabida ni ningún tipo de apoyo político desde ninguna institución".
Desde Izquierda Unida, señalaron que el negacionismo de lo que está ocurriendo en Gaza, expresado "en los términos ofensivos, xenófobos y racistas" en los que se produjo, "es inaceptable". Por ello, y "al igual que lo va a hacer el PSOE, que ya lo anunció", el grupo municipal pedirá una investigación sobre las declaraciones de Oceransky.
Llamamiento a la FCJE y acusaciones de "filonazismo"
En sus declaraciones, Suárez subrayó que su partido y otros "están hermanadas con todo el movimiento democrático del mundo, con el movimiento democrático judío también, pero no vamos a tolerar el filonazismo y la cobertura al exterminio de un pueblo", y pidió a "a la Federación de Comunidades Judías Estatal que reflexione": "No tiene que defender a su extrema derecha, tiene que defender al pueblo judío".
La FCJE ha expresado su "total apoyo" a la presidenta de la Comunidad Judía de Asturias tras "el señalamiento al que se ha visto sometida en redes sociales".
"Es profundamente preocupante que el ejercicio de la libertad de expresión y el legítimo posicionamiento en un conflicto pueda derivar en consecuencias de carácter institucional, como la amenaza del PSOE de modificar o anular un acuerdo que permite a la comunidad practicar su fe y mantener su vida religiosa dignamente", señalaron desde el FCJE.

Hostigamiento incesante
La polémica se enmarca en un contexto de creciente hostigamiento político y mediático contra Oceransky tras casi dos años de guerra en Gaza en los que ha defendido la imagen de Israel y luchado contra una ola de rampante antisemitismo en España desde círculos políticos, institucionales y mediáticos.
Para el MCI, lo que era "un libre ejercicio de opinión de Oceransky sobre imágenes que confirman el New York Times, la BBC y otros, que reconocen la publicación de fotos falsas de niños con enfermedades genéticas en sus portadas y por la que se pueden enfrentar a demandas millonarias, se transforma en una campaña de acoso y hostilidad hacia la Comunidad Judía de Asturias y su presidenta".
El MCI añade que la agitación también se alimentó desde perfiles ubicados fuera de Asturias, "con mensajes que incluyen señalamiento profesional y de domicilio social, incitación al odio, a la hostilidad, a la discriminación e incluso a la violencia", así como "ofensas religiosas por su condición judía, creación de un clima de linchamiento y banalización del Holocausto judío" ▪