La tertuliana, escritora y economista Virginia Gil Torrijos firmaba el pasado domingo una Tribuna en el diario La Nueva España ("Gaza: el holomodor o la catarsis que nunca llegará") que no deja de ser un libelo en el que recurre al comodín favorito de todo antisemita moderno: comparar a los judíos con los nazis.
Lo hace sin pudor, trivializando el Holocausto, ignorando hechos básicos y falseando la historia para encajar su prejuicio entre sus lectores. Aquí, algunas aclaraciones a su artículo:
1. Holodomor ≠ Gaza
El Holodomor fue una hambruna presuntamente concebida por el régimen de Stalin para exterminar a millones de ucranianos, cerrando todo acceso a alimentos. En Gaza, incluso en plena guerra, entran cada día toneladas de ayuda coordinada con la ONU. No hay ejecuciones por comer pan, ni confiscación masiva de cosechas. Gil Torrijos sabe que la analogía es falsa, pero la usa por impacto sensacionalista.
2. Campos nazis ≠ Gaza
Mauthausen era un campo de concentración donde se aplicó la política del exterminio por trabajos forzados, con crematorios y cámaras de gas. Gaza no es un campo, no hay SS, ni deportaciones en tren, ni hornos. Equiparar esto es banalizar el Holocausto y escupir en la memoria de sus víctimas. Que lo firme una autora que presume de cultura lo hace aún más repugnante.
3. Víctimas y verdugos, invertidos
El 7 de octubre Hamás perpetró masacres, violaciones y secuestros. Israel combate a esa organización terrorista que usa civiles como escudos. Llamar "verdugo" al pueblo judío es una obscenidad moral que blanquea a los auténticos criminales de guerra.
4. Bloqueo con causa
El "bloqueo" que tanto le indigna no es capricho israelí: responde a la toma de Gaza por Hamás en 2007. Sin control, entrarían armas iraníes y misiles a diario. Lo que Gil Torrijos propone, en la práctica, es dejar indefensos a millones de israelíes.
5. Genocidio inventado
La población de Gaza crece año tras año. Un genocidio real no aumenta la natalidad, la reduce. Aquí, la palabra "genocidio" no describe la realidad: describe la agenda ideológica de quien la escribe.
6. Historia como arma arrojadiza
La autora usa la historia no para aprender de ella, sino para deformarla y así justificar su odio político. Es el manual de propaganda más viejo del mundo: llamar nazi al judío.
La conclusión es que Gil Torrijos no escribe para informar ni para analizar; escribe para demonizar a un pueblo entero. Lo suyo no es periodismo de opinión: es panfleto antisemita de manual ▪