El empresario argentino Martín Varsavsky considera que recibió ayer, domingo, en su residencia al equipo Israel Premier Tech, en señal de agradecimiento y reconocimiento por su labor en la Vuelta. Allí les organizó una cena distendida para relejar las tensiones de la competición y del acoso que ha sufrido a lo largo de las 21 etapas.

En declaraciones a Enfoque Judío, el empresario hizo una valoración de lo ocurrido en la Vuelta y del impulso que se dio a estas protestas desde el Gobierno: "Eso de alentar a la gente a manifestarse en las calles de una manera violenta es muy peligroso. Lo que hizo Pedro Sánchez es altamente peligroso y es claramente incitar a la violencia. Pero no tiene problema en hacerlo porque tiene otros tan grandes en su presidencia que agitar la bandera palestina distrae a la gente de su propia corrupción y la de aquellos que le rodean", dijo.

Ya agregó en que el problema en España está en que eventos deportivos como La Vuelta de España se transforman en plebiscitos de la izquierda contra la derecha". La izquierda, precisó, eligió a Hamás como símbolo de apoyo a los palestinos, mientras que la derecha se alineó con Israel, al que considera una democracia y la única voz representativa de la región.

La politización del evento generó un ambiente de confrontación en las calles, donde las consignas ideológicas terminaron imponiéndose sobre el deporte. "Este choque se da en las calles de Madrid, en las calles de Bilbao, de una manera totalmente equivocada, porque La Vuelta de España era un orgullo para España y no tenía nada que ver con la política", lamentó Varsavsky.

El ciclismo opacado por la polarización

En este contexto, los ciclistas fueron las principales víctimas de la controversia, viéndose afectados por un clima que desvió la atención del esfuerzo deportivo hacia un debate político cargado de tensiones.

A la vez, subrayó la existencia de una fuerte desinformación en torno al tema. Varsavsky destacó que el presidente del Gobierno atraviesa múltiples problemas relacionados con acusaciones de corrupción y conflictos en su entorno familiar, lo que, según él, podría haber incentivado la búsqueda de un "chivo expiatorio".

El análisis hizo hincapié en la presencia de expresiones antisemitas dentro del debate público. "Esa vieja costumbre de que cuando te va mal uno le puede echar la culpa a los judíos es lo que se está viendo ahora", afirmó en ese sentido. Y recordó que la comunidad judía en España es de aproximadamente "20,000 personas en un país de 50 millones", lo que evidencia la desproporción de los señalamientos.

Asimismo, señaló que ni los judíos en España ni Israel tienen relación con los problemas internos del país. Como ejemplo, mencionó comentarios en redes sociales en los que algunos usuarios afirmaban: "Me da igual Israel y me da igual Palestina, porque eso poco tiene que ver con nuestra realidad de no podernos pagar el piso, conseguir un buen trabajo o tener sueldos decentes".

Crisis política y proyección internacional

Varsavsky vinculó estas manifestaciones con la actual situación política española. Subrayó que los escándalos de corrupción que rodean al gobierno generan un caldo de cultivo para desviar la atención hacia otros temas, en este caso el conflicto en Medio Oriente. "Claramente los judíos no tenemos nada que ver", puntualizó.

De acuerdo con su análisis, la politización de La Vuelta de España constituye un reflejo de la polarización que atraviesa el país y de cómo ciertos sectores intentan proyectar los debates internacionales en la esfera local. En esta dinámica, el deporte, que debería ser un espacio de unión y orgullo nacional, se convierte en terreno de disputa.

El balance final de este episodio muestra cómo un evento de relevancia mundial como La Vuelta se vio atravesado por intereses políticos que sobrepasaron su sentido original. "Las víctimas fueron los ciclistas", resumió Varsavsky al señalar que la esencia de la competencia quedó relegada por enfrentamientos que nada tenían que ver con el deporte ▪