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Vayeshev

Voces del alma, luz que brilla

Incluso en la oscuridad, una chispa de integridad y fe puede iluminarlo todo. Como Yosef y como Janucá: la luz interior no se apaga, se sostiene.
Voces del alma, luz que brilla
Actualizado el 12/12/2025, 14:26 hs.
Rabi David Libersohn

"Incluso en la oscuridad más profunda, la luz nunca se apaga."

En la parashá Vayeshev, Yosef enfrenta un momento difícil en su vida. Sus hermanos, movidos por la envidia, lo venden como esclavo. De la protección de la casa de su padre, Yosef es llevado a la oscuridad de Egipto, un lugar extraño y hostil.

A pesar de todo, Yosef mantiene su integridad y su luz interior. Su luz es visible para todos, y él permanece firme, sin miedo ni preocupación por lo que los demás puedan pensar o decir. Su fe en D-os nunca se apaga, incluso en la adversidad más profunda.

El Rebe de Lubavitch enseña que esta historia refleja la lección central de Janucá. Un grupo pequeño de judíos, frente a un imperio poderoso que intentaba apagar la luz de la Torá, encendió la menorá y permitió que la luz divina brillara en la oscuridad. La luz interior de Yosef y la luz de Janucá comparten la misma esencia: permanecen firmes aun cuando el mundo parece desafiar o ignorarlas.

Cada vela de Janucá simboliza un acto de fe. Es un momento en el que nuestra luz interior se revela, y su brillo puede transformar el entorno. La historia de Yosef nos recuerda que la adversidad no apaga la luz del alma; más bien, la prueba y la fortalece. Incluso en la prisión, en la soledad o en la dificultad, la luz del alma sigue siendo poderosa y visible.

Este próximo domingo por la noche encenderemos la primera vela de Janucá. Será un recordatorio de que incluso la luz más pequeña tiene fuerza. Así como la menorá del Templo sobrevivió frente a los griegos, nuestra luz interior puede iluminar y transformar el mundo.

Vayeshev y Janucá nos enseñan que la verdadera grandeza no se mide por reconocimiento o poder, sino por la constancia y la firmeza de nuestra luz interior frente a la oscuridad. Cada chispa, por pequeña que sea, tiene el potencial de iluminar y cambiar la realidad que nos rodea.

Que esta Janucá nos inspire a mantener viva nuestra luz. Que podamos, como Yosef, conservar nuestra integridad, nuestra fe y nuestra esperanza, incluso en medio de los desafíos más grandes. Que cada vela que encendamos nos recuerde que la luz nunca se extingue, y que nuestra capacidad de brillar depende únicamente de nuestra perseverancia y nuestra conexión con D-os.

Shabat shalom

David Liebersohn es el rabino de la Comunidad Judía de Barcelona Jabad Lubavitch.

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