Publica el ministro de Exteriores de España, José Manuel Albares, un vídeo donde dice que las acusaciones generalizadas de antisemitismo contra el gobierno de Pedro Sánchez son un bulo.
Tienen que estar muy mal para salir de nuevo a difundir sus mentiras y cortinas de humo. Como su jefe, Albares miente e intoxica más que habla. Pero los hechos son tozudos: el gobierno de Sánchez apesta a antisemitismo.
Dice Albares que no son antisemitas.
Y se escuda en que España y los españoles no lo son. Pero nadie habla de España ni de los españoles. Hablamos de su gobierno. Y son los actos de su gobierno los que muestran antisemitismo.
Dice Albares que no son antisemitas.
Pero criminalizan, demonizan y deshumanizan a las instituciones y a la población del único Estado judío del mundo, donde vive más de la mitad del pueblo judío. Eso es antisemitismo.
Dice Albares que no son antisemitas.
Pero llaman genocida y exterminador al Estado judío. Y con ello dicen que millones de ciudadanos israelíes —padres, madres, hijos, hermanos— que sirven en el ejército son genocidas. Eso es antisemitismo.
Dice Albares que no son antisemitas.
Y presume de reunirse con organizaciones judías en España y en el extranjero. Pero lo hace solo para usarlas de parapeto, para blanquearse. Y luego, a veces en el mismo día, vuelven a criminalizar al Estado judío. Eso es antisemitismo. Y ser un miserable.
Dice Albares que no son antisemitas.
Pero financian con dinero de los españoles a una Autoridad Palestina que premia con sueldos vitalicios a quienes asesinan judíos. Cuantos más judíos matan, más dinero reciben. Eso es antisemitismo.
Dice Albares que no son antisemitas.
Pero han dado millones a UNRWA, una organización convertida en canal de apoyo al terrorismo, mientras Hamás y sus socios se dedican a asesinar y secuestrar judíos. Eso es antisemitismo.
Dice Albares que no son antisemitas.
Pero sus actos les han valido el agradecimiento y la felicitación de Hamás, de Hezbolá y de los hutíes: organizaciones y regímenes que proclaman abiertamente el exterminio del pueblo judío. Eso prueba su antisemitismo.
Dice Albares que no son antisemitas.
Y se escuda en que tiene un plan contra el antisemitismo. Pero ese plan se lo impuso la Unión Europea, y lo vaciaron de contenido excluyendo precisamente la forma más extendida de antisemitismo hoy: atacar al Estado de Israel como "judío colectivo". Eso es lo que hace un antisemita para enmascararse.
Habla Albares del Estado de derecho.
Pero insultan a jueces, destruyen instituciones, tienen al fiscal general procesado y gobiernan con quienes buscan deslegitimar nuestra democracia. Y mientras tanto se erigen en jueces de los derechos humanos de Israel. Eso es ser un cínico y un sinvergüenza.
Así que no, señor Albares. No es un bulo.
Son los hechos. Y sus actos, no sus palabras, definen a su gobierno como lo que es: un gobierno repugnantemente antisemita. Y la historia así les juzgará ▪
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Rosa Reigía es responsable de Relaciones Institucionales de ACOM