La presidenta de la Asociación de Relaciones Culturales Cataluña Israel (ARCCI), Blanca Navarro, ha denunciado el clima de antisemitismo que se vive en Cataluña, con especial énfasis en lo ocurrido durante las recientes fiestas del popular barrio de Gracia, en Barcelona.
"Cataluña es el centro nacional del antisemitismo", afirmó Navarro en una entrevista a Radio Sefarad, la emisora institucional de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE), un problema del que responsabilizó directamente a la inacción de las autoridades.

Un barrio convertido en escaparate ideológico
Navarro relató que lo sucedido en Gracia no es un fenómeno aislado, sino parte de un proceso de años. "Hace mucho tiempo, incluso antes de la guerra, ya veníamos advirtiendo que Cataluña es el centro nacional del antisemitismo", explicó. A su juicio, se trata de un fenómeno ligado a determinadas sensibilidades políticas, sobre todo en la izquierda y la ultraizquierda.
La denuncia de ARCCI se centra en la apropiación del espacio público, tradicionalmente neutral, por mensajes de odio. "Este año el barrio de ‘Gazia’ está absolutamente empapelado con pancartas, grafitis, pegatinas, carteles antisemitas. Expulsar a las personas del barrio por ser sionistas es un acto de antisemitismo", aseguró.
Uno de los episodios más llamativos ha sido la instalación de una calle que simulaba Gaza. Para Navarro, no es tanto la acción de un grupo reducido lo que preocupa, sino la pasividad institucional. "No tanto porque haya personas que quieran hacerlo, sino por la impunidad y la absoluta inacción de las autoridades", señaló.
La presidenta de ARCCI subrayó que este tipo de mensajes se han normalizado en Cataluña. En el pasado, el ayuntamiento actuaba con rapidez para borrar pintadas, pero en los últimos meses la situación ha cambiado. Recordó el caso de una escalera cercana al Parque Güell pintada con una gran bandera palestina que el consistorio decidió no borrar hasta que acabase el conflicto.
"El problema es que el lenguaje antisemita está tan sumamente arraigado que la gente lo mezcla todo", advirtió en la entrevista con Radio Sefarad. Según Navarro, se confunden la crítica legítima a un gobierno con consignas antisionistas que desembocan en antisemitismo puro y duro.

Amenazas y hostigamiento cotidiano
La gravedad de la situación no se limita a los mensajes en las calles. Navarro relató cómo ella misma sufrió hostigamiento mientras fotografiaba las pancartas en Gracia: "Se han puesto a grabarme y a tirarme agua. Su intención no era refrescarme, sino intimidarme".
Otros casos recientes afectan directamente a ciudadanos israelíes que residen en Barcelona. "Unas chicas israelíes estaban hablando en hebreo y fueron increpadas, insultadas y escupidas", relató. El miedo se ha instalado hasta el punto de que muchos evitan llevar símbolos religiosos visibles. "Ya nadie se le ocurre pasear por Gracia con una kipá", lamentó.
La dirigente comunitaria recordó que numerosas familias israelíes se trasladaron a Barcelona buscando un entorno tranquilo durante la guerra. Hoy, en cambio, viven con temor. "Están muy preocupados y asustados, no tanto por lo que sucede ahora, que ya son amenazas, sino por hasta dónde vamos a llegar", alertó.
Para Navarro, el principal problema radica en que las instituciones no frenan la escalada de odio. "Las autoridades, que son responsables de reprimir conductas violentas, lo que hacen es darles cobertura", denunció.

Una espiral peligrosa de normalización
El antisemitismo, explicó, se encuentra profundamente enraizado en la sociedad y en el lenguaje cotidiano. Ese contexto facilita que expresiones de antisionismo desemboquen en un odio más amplio hacia todo lo judío.
"Algo que podría ser una crítica legítima acaba convirtiéndose en eslóganes antisionistas que luego conectan con este antisemitismo tan arraigado", sostuvo. Esta dinámica, advirtió, no es inocua: habilita a ciertos sectores a pasar a la acción con total impunidad.
La falta de respuesta institucional agrava el problema. "Cosas que eran impensables hace unos meses o hace unos años están sucediendo ahora mismo con total impunidad", enfatizó. Para Navarro, esta ausencia de límites favorece la organización de grupos que, bajo la excusa de la reivindicación política, promueven discursos de odio.
La presidenta de ARCCI considera que la espiral de normalización del antisemitismo recuerda a episodios históricos preocupantes. "Ya sabemos lo que pasó cuando se fue avanzando en la espiral de normalizar conductas de odio", señaló. Por ello, insistió en que la sociedad civil se organiza para marcar límites donde el Estado no actúa.
Durante las fiestas de Gracia, esta situación alcanzó su punto más simbólico: una calle disfrazada de Gaza, con referencias al conflicto, pero sin ninguna alusión a los rehenes israelíes aún cautivos de Hamás. "Es preocupante que se ignore que hay 50 rehenes, cuando todo comenzó con la masacre de 1.200 personas en Israel", subrayó.
Blanca Navarro cerró su intervención con un llamado de alerta: el antisemitismo ya no se oculta, sino que se exhibe con total naturalidad en espacios públicos. Cataluña, denunció, se ha convertido en epicentro de esta amenaza. La pregunta que queda en el aire es hasta dónde puede llegar esta espiral si las autoridades continúan sin reaccionar ▪