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El dilema de los judíos europeos

La conferencia de la Asociación Judía Europea (EJA) en Madrid permitirá a los líderes judíos, desde Portugal hasta Ucrania, debatir sobre graves problemas que están afectando a la vida judía en el continente, así como sobre la difícil decisión de emigrar.

Elías L. Benarroch

Más de 100 líderes comunitarios de todo el continente se reunirán en Madrid este lunes y martes, en la conferencia anual de la Asociación Judía Europea (EJA), para debatir sobre el futuro y la continuidad de la vida judía en el continente. A diferencia de ediciones pasadas, la actual tiene un factor diferencial que, hasta hace relativamente poco tiempo, no habían contemplado la gran mayoría de judíos europeos: ¿Sigue habiendo un futuro viable para los judíos en Europa?

Los sórdidos ataques del 7 de octubre han marcado un antes y un después para la mayoría de judíos en la diáspora. Muchos pensábamos que el antisemitismo era cosa del pasado, que por fin -después del trágico legado de la Shoá- la lección estaba más que aprendida. ¡Nos equivocamos! El antisemitismo sólo estaba adormecido, contenido entre lo pueden denominarse los "muros de la vergüenza" (pocos se atrevían a reconocerlo públicamente), y sólo ha faltado una chispa para resurgir de sus cenizas. Sólo que esta vez lo hace enmascarado, de una forma sofisticada –que no sutil- y, sobre todo, en una versión contemporánea no menos peligrosa: tras una supuesta fachada del "antisionismo".

Lo que empieza por las palabras…

Pero lo cierto es que está ahí. Lo vemos a diario. Es palpable. Estudiantes judíos llevan año y medio atemorizados de pisar sus respectivos campus universitarios en EE.UU. y Europa. En ciudades como París, Ámsterdam, Berlín, Bruselas o Londres son muchos los que ya no se atreven a llevar ningún tipo de símbolo judío en público. En Berlín, las autoridades competentes –las que en teoría deberían velar por nuestra seguridad- han llegado a normalizar la situación con recomendaciones a la comunidad judía de evitar ciertos barrios. Peor están ciudades como Ámsterdam, de la que seguimos esperando una condena firme contra los individuos que, hace apenas unos meses, perpetraron el peor pogromo en Europa desde los años 30 del siglo pasado. ¿Y en España…? ¡Ay España!

Es cierto que, en nuestro país, el antisemitismo no ha llegado hasta ahora al nivel físico de agresiones de países como Francia o Gran Bretaña. Es más declarativo, más narrativo… ¡Pero está ahí! A principios de marzo, en el intento de atentado en el restaurante Rimón de Madrid, fuimos testigos de la rapidez con la que el discurso salta a la violencia física. Todo es parte de un mismo fenómeno que, siempre, empieza por las palabras. Y "palabras" son lo que le ha faltado al Gobierno para poner un freno a esta lacra. ¿Pero cómo lo iba a hacer si en ciertos casos provenía de sus propias filas? Sí, el declarado antisionismo de partidos como Podemos o Sumar es perfectamente equiparable al antisemitismo. No lo digo yo, lo dice la Declaración IHRA, de la que –por cierto- España es firmante.      

En el momento que nuestras sociedades empiezan a normalizar lo que nunca debería ser aceptado como normal, el síntoma es claro: Algo falla en nuestra brújula moral.

Luchar o emigrar

Algunos ya lo veníamos avisando desde hace tiempo. Las políticas del famoso concepto de la interseccionalidad acabarían por explotar tarde o temprano, como efectivamente hemos comprobado desde el 7-O, cuando la alianza entre islamistas y activistas de extrema izquierda se ha hecho completamente visible pese al abismo que les separa en sus tesis ideológicas. Eso no quita para nada que haya también una extrema derecha nativista que sigue presente, y es nuestro deber moral  combatir ambos con todo el peso de la ley. 

O sea que los judíos en la diáspora nos vemos atacados desde tres frentes: extrema derecha, extrema izquierda e islamistas. Lo nunca visto. Y la pregunta es, ¿Qué vamos a hacer al respecto ante todos estos desafíos? ¿Luchar y permanecer en Europa o hacer las maletas y emigrar, probablemente a Israel? 

Aunque de perfil, esta pregunta ya surgió el año pasado en la anterior conferencia de la EJA en la capital holandes. Entonces, la preocupación de los líderes judíos estaba mucho más enfocada en contener el impacto del 7-O fuera de Israel. Hoy, resurge ante la creciente incertidumbre sobre lo que nos depara el futuro más inmediato. Y España no es una excepción.

La mujer del César

El plan de lucha contra el antisemitismo lanzado por el Gobierno -más por iniciativa europea que por otra razón- es estéril. Carece de herramientas efectivas, carece de presupuestos y, sobre todo, carece de liderazgo. Porque, invirtiendo el viejo dicho romano: La mujer del César no debe sólo parecerlo, sino también serlo.

La conferencia de la EJA en Madrid permitirá a los líderes judíos europeos, desde Portugal hasta Ucrania, debatir sobre este y otros asuntos que afectan a la vida judía en Europa y a la decisión de emigrar. No hay respuestas correctas o incorrectas, es una decisión individual en base a intereses y  conciencia. Pero el mero hecho de que se plantee un debate de este tipo pone de relieve la laxitud con la que muchos Gobiernos europeos se han tomado la lucha contra el antisemitismo y, también, la de muchos dirigentes judíos a la hora de alzar la voz y demandar una acción efectiva. España no es excepción en ninguno de los dos casos ▪

Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva de su autor
y no necesariamente reflejan la postura editorial de Enfoque Judío ni de sus editores.

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