¿Por qué en pleno período de duelo hay un festejo con hogueras, música y alegría?
Durante semanas, el calendario judío se viste de luto. El "Omer", el conteo diario entre Pésaj y Shavuot, nos invita a reflexionar, a no festejar bodas y celebraciones, a vivir con menos música y más silencio. Pero el día 33 del Omer —Lag BaOmer, en hebreo— todo cambia. Literalmente, todo se enciende.
Miles de fogatas arderán el próximo lunes 19 de mayo en Israel y en muchas de las comunidades judías del mundo. Sonarán guitarras, vuelvrán los cortes de cabello y las bodas. Es un día de pausa, un permiso para celebrar en medio del duelo.
¿Qué celebramos?
En el plano histórico, recordamos el fin de una plaga que mató a 24.000 alumnos del sabio Rabí Akiva, causada —según la tradición— por la falta de respeto entre ellos. En Lag BaOmer, la plaga cesó. Esta historia nos deja un mensaje importante: cuando se apaga la arrogancia, cesa la destrucción.
Lag BaOmer también está ligado a la figura de Rabí Shimón Bar Yojai, místico del siglo II y figura central de la tradición cabalística. En este día se recuerda su fallecimiento, pero no con tristeza, sino con encendido de luces, cantos y alegría, como él mismo pidió ser recordado.
Un número que significa pausa
"Lag" no es un nombre, sino un número que se construye con las letras hebreas "lamed" y "gímel" que juntas equivalen al valor 33. Lag BaOmer significa pues el día 33 del Omer. Marca la pausa dentro del proceso de duelo. Un espacio que permite reconectar con la vida comunitaria y con lo cotidiano. Para algunos es el fin de las restricciones, aunque otros retomarán el luto al día siguiente y lo extenderán hasta Shavuot.
Un respiro dentro del luto
Ningún duelo debería volverse definitivo ni apagar el impulso de seguir viviendo. Lag BaOmer marca un instante para honrar la vida, aun cuando hayamos llorado la muerte.
Es una licencia para recuperar las prácticas de la vida cotidiana que el luto había suspendido. Para reunirnos alrededor del fuego y recordar que, incluso entre las brasas del dolor, puede renacer una chispa de alegría.
En un mundo que nos empuja a vivir de extremos —todo o nada, tristeza o euforia—, Lag BaOmer propone una tercera vía: la del equilibrio espiritual… Ni negar el dolor, ni renunciar a vivir.▪