(Noticia reproducida con la autorización de El Faro de Melilla y de su autora Tania Chocrón)
Tras más de cuatro décadas de dedicación en distintos ámbitos de la Comunidad Israelita de Melilla (CIM) y una legislatura completa como presidente, Mordejay Guahnich ha puesto fin a su etapa al frente de la entidad judía más longeva de España, fundada en 1908. Lo hace, como él mismo afirma en conversación con El Faro de Melilla, "con la satisfacción del deber cumplido, con proyectos concluidos y el orgullo de haber servido a mi comunidad, a Melilla y a España".
Durante cuatro años y medio, Guahnich ha liderado un proceso de modernización organizativa, fortalecimiento de las relaciones institucionales, impulso a los vínculos con la diáspora judía melillense y representación internacional de la comunidad. A partir de ahora, el relevo lo toma el que fuera su vicepresidente, Elías Chocrón, en un traspaso que refleja continuidad y compromiso.
"Mi compromiso fue desde el principio asumir una legislatura. Considero que cumplí con ese objetivo y que ahora es sano dar paso a nuevas personas, con savia nueva y nuevos impulsos. Yo seguiré colaborando en lo que el nuevo presidente me requiera", explica.
Un legado de modernización y apertura
Uno de los principales ejes de la gestión de Guahnich ha sido la modernización interna de la Comunidad Israelita. Según relata, se trabajó para adaptar protocolos de funcionamiento en distintos departamentos, implantar herramientas digitales y facilitar una comunicación más fluida con los socios.
"Queríamos que el socio estuviera informado, que la información llegara rápida y de forma eficaz, tanto de lo que ocurre a nivel local como nacional e internacional".
Asimismo, se fortalecieron los vínculos con la diáspora judía melillense, estableciendo contacto con descendientes y antiguos residentes establecidos en países como Israel, Francia, Venezuela, Argentina o Estados Unidos.
"Esa conexión ha dado sus frutos: personas que llevaban décadas sin volver a Melilla han regresado para reconectar con sus raíces. Ha sido muy emocionante", afirma.
Relaciones institucionales, presencia nacional e internacional
Durante su mandato, Guahnich también ha dado un impulso notable a las relaciones institucionales. A nivel nacional, reforzó el papel de la Comunidad Israelita de Melilla dentro de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE), recordando que la melillense es la más antigua del país.
En el plano internacional, representó a Melilla en foros como la Asociación Judía Europea (EJA, por sus siglas en inglés), donde aprovechó para difundir tanto el legado judío de la ciudad como su carácter multicultural.
"He podido hablar de Melilla desde su perspectiva judía, pero también como una ciudad ejemplo de convivencia. Y esa convivencia siempre ha estado encabezada por el presidente Juan José Imbroda, como él mismo dejó claro en el discurso del 17 de septiembre", dijo.
Guahnich destaca especialmente las relaciones con otras comunidades religiosas, instituciones locales y organismos del Estado, así como la imagen proyectada de Melilla como "referente mundial de paz y respeto entre culturas".
Un proyecto pendiente: la casa del mayor
A pesar de haber culminado la mayoría de los objetivos marcados al inicio de su mandato, Guahnich reconoce que le quedó una espina clavada: la creación de una casa del mayor dentro de la comunidad.
"Fue un gran proyecto que no pudimos concretar por falta de tiempo. Pero lo dejo en el tintero como una propuesta que puede retomar el nuevo presidente", afirma con esperanza.
De cara al futuro, el expresidente identifica varios retos importantes para la comunidad. El primero, de carácter estructural, es el descenso progresivo de la población judía en Melilla, una realidad que comparten muchas comunidades en Europa: "Estamos viviendo una disminución drástica de la comunidad. Y eso tiene consecuencias económicas y sociales que habrá que afrontar".
El segundo gran reto es el auge del antisemitismo, que aunque no es mayoritario en Melilla, no deja de ser una preocupación constante.
"El antisemitismo ha mutado. Ya no siempre se presenta de forma directa, sino disfrazado. Por eso Melilla tiene un papel importante como voz firme de convivencia. Aquí se respeta a todas las culturas, religiones e ideologías. Hay elementos discordantes, sí, pero son mínimos y no lograrán romper lo que nuestros antepasados forjaron durante siglos", explicó.
La experiencia personal: organización, relaciones y resiliencia
Guahnich, que también ha tenido una carrera como militar y organizador institucional, valora profundamente la experiencia de su presidencia a nivel personal. La describe como un periodo intenso de crecimiento, aprendizaje y también de gestión emocional.
"Traje una experiencia organizativa por mi profesión como militar y también todo el bagaje de Mem Guímel".
"Y en este tiempo me llevo el haber conocido a muchas personas que me han mostrado un apoyo inmenso. Aunque también hubo momentos trágicos, como el asesinato de Yaakov Pinto. Pero la sociedad melillense se volcó entonces en darnos su cariño y condolencias, y eso es reconfortante y te hace sentir orgulloso como melillense", asegura.
Cuando se le pregunta por el momento más gratificante de su presidencia, Guahnich no duda: "El primer día. Llegar a la presidencia de la comunidad fue cumplir un sueño que llevaba 40 años acariciando. Desde mi adolescencia he estado vinculado a la comunidad. Alcanzar la cúspide y empezar a ver cómo se concretaban los proyectos fue una inmensa satisfacción".
También agradece a su familia por el respaldo constante durante toda la legislatura y asegura que su implicación con Melilla no termina aquí.
El trabajo continúa desde Mem Guímel
Guahnich continuará trabajando desde la asociación Mem Guímel, con la que lleva años promoviendo el conocimiento y la convivencia entre culturas.
"Creemos que con el conocimiento viene el respeto. Melilla debe seguir siendo ese faro de multiculturalidad. Y más ahora que se va a celebrar en noviembre un congreso interreligioso, como anunció el presidente. Es fundamental visibilizar a las comunidades unidas por la paz".
El expresidente concluye la entrevista con un mensaje de unidad: "Lo que vimos el 17 de septiembre fue muy simbólico: todas las comunidades unidas, dándose la mano. Eso es Melilla: una sola, una ciudad donde cabemos todos". Con estas palabras, Mordejay Guahnich se despide de su etapa como presidente, pero no de su compromiso con la comunidad ni con su ciudad. Deja tras de sí una gestión sólida, integradora y proyectada hacia el futuro. Una etapa intensa, sí, pero también profundamente humana▪