La reciente elección de Zohran Mamdani como candidato demócrata a la alcaldía de Nueva York ha generado una profunda inquietud en sectores de la comunidad judía local. No se trata de una elección cualquiera: Nueva York alberga la mayor población judía del mundo, con entre 1,5 y 1,6 millones de personas, aproximadamente un 15-20% de la población total. Y tampoco se trata de un candidato cualquiera: Mamdani, de 33 años, musulmán de origen ugandés e ideológicamente vinculado al socialismo, ha hecho de su identidad política una causa crítica con Israel.
Aunque su victoria fue celebrada en círculos progresistas —contando con el respaldo de figuras como el senador judío Bernie Sanders y la congresista neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez, los más críticos con Israel en el Partido Demócrata—, su historial en relación con el conflicto israelí-palestino y su negativa a condenar ciertos lemas, como "globalizar la intifada", han encendido todas las alarmas.

Una candidatura cargada de contradicciones
Mamdani ha sido defensor del movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) contra Israel. Durante su campaña se negó reiteradamente a condenar la frase "globalize the intifada", que muchos judíos consideran una incitación directa a la violencia. Según una encuesta publicada por American Pulse Research & Polling, el 52% de los neoyorquinos afirman que esa postura les hace menos propensos a votarle, aunque el 30% —especialmente entre los menores de 45 años— dice lo contrario: que eso refuerza su apoyo.
A esto se suma el controvertido historial de su familia. Su padre, el profesor Mahmood Mamdani, académico de la Universidad de Columbia, ha defendido públicamente la legitimidad de los atentados suicidas palestinos. En su libro Good Muslim, Bad Muslim (2004), escribió que "hay que considerar al terrorista suicida como una categoría de soldado" y que "los atentados deben verse como una forma de violencia política moderna, no como actos bárbaros". Estas declaraciones, rescatadas por sus oponentes, han reactivado viejos temores. "De tal palo, tal astilla", dijo el magnate judío Bill Ackman, quien calificó la posible elección de Mamdani como "destructiva para los más vulnerables de Nueva York".
Su madre, la cineasta india Mira Nair, tampoco pasa desapercibida: en 2013 rechazó una invitación del Festival de Cine de Haifa alegando que "Israel es un Estado de apartheid" y asegurando que no lo visitará "hasta que ninguna religión tenga preferencia sobre otra".
Judíos con Mamdani: ¿Estrategia o convicción?
Pese a todo, el fenómeno Mamdani está lejos de presentarse en blanco o negro. Una red compacta de asesores y simpatizantes judíos progresistas ha sido clave para llevarlo hasta donde está. De hecho, la campaña cuenta con figuras como Andrew Epstein, responsable de comunicación y presencia digital; Julian Gerson, exdirector de campaña del congresista Jerry Nadler; o Morris Katz, estratega de medios. Todos ellos han tenido un rol decisivo en construir la imagen de Mamdani como un candidato moderno, inclusivo y empático.
Además, la organización JFREJ (Judíos por la Justicia Racial y Económica) movilizó a cientos de voluntarios judíos a su favor. Bajo el lema "Judíos por Zohran", se han vendido productos de campaña como gorras, bodies de bebé o bolsos con frases como "Judíos de Nueva York por Zohran". "No tengo que ir lejos para recibir retroalimentación de judíos de Nueva York", declaró Mamdani: "Mi campaña está dirigida en gran medida por judíos neoyorquinos".
Uno de sus principales apoyos fue el del contralor de la ciudad, Brad Lander, quien tras quedar en tercer puesto en las primarias demócratas declaró su inesperado respaldo a Mamdani: "Esto superó la política. Un musulmán y un judío caminando juntos: es una señal de que otra forma de hacer las cosas es posible". Muchos ven en esta alianza un intento de tender puentes con el electorado judío liberal. Otros, una maniobra para legitimar una candidatura que representa una amenaza latente.

¿Un alcalde musulmán en la ciudad más judía del mundo?
Para muchos judíos de Nueva York, la figura de Mamdani no es solo ideológicamente incómoda: es existencialmente problemática. Su negativa a distanciarse de lemas violentos, su criticismo antiisraelí y su cercanía a un discurso familiar que relativiza el terrorismo lo colocan en las antípodas del perfil que tradicionalmente ha ocupado la alcaldía de una ciudad que celebra su sionismo con orgullo, como lo han hecho alcaldes anteriores al participar en la Marcha del Día de Israel o al condenar el antisemitismo sin ambigüedad. Mamdani está para ellos demasiado lejos del legendario discurso "¡We are not alright!" que el actual alcalde neoyorquino Eric Adams dio tras la masacre del 7 de octubre.
Es por ello que tras la nominación de Mamdani, la comunidad judía organizada se ve ante serios dilemas, entre ellos el de enfrentar políticamente a un candidato muy crítico con Israel que, sin embargo, cuenta con respaldo judío real y estructurado, y lo que no es menos complejo: ¿Cómo articular una respuesta efectiva unificada sin fracturar aún más una comunidad ya dividida entre progresistas y conservadores?
La abogada Brooke Goldstein, directora de The Lawfare Project, lo expresó sin rodeos: "La ideología que sostienen los Mamdani, padre e hijo, es peligrosa y divisiva. Va en contra de los valores americanos y la convivencia en esta ciudad, no importa cuántos judíos la respalden".
Y es que a menos de cuatro meses para las elecciones del 4 de noviembre, la ciudad se prepara para una posible alcaldía post-sionista en la capital global del judaísmo. Para algunos, será una revolución progresista. Para otros, un salto al vacío ▪
