Lag BaOmer es una festividad asociada a las fogatas, excursiones y el fin de una misteriosa plaga entre los alumnos de Rabí Akiva. Pero también guarda una conexión profunda con uno de los capítulos más heroicos y trágicos de la historia judía antigua: la revuelta de Bar Kojba contra el Imperio romano entre los años 132 y 135 d.C.
Desde la arqueología, este evento ha dejado un legado fascinante. En las cuevas del desierto de Judea, especialmente en Najal Jever, se hallaron cartas firmadas por el propio líder de la rebelión, Shimon ben Kosiba, conocido como Bar Kojba. Junto a ellas se encontraron fragmentos de rollos bíblicos, como Deuteronomio y Salmos, que fueron escondidos por los judíos que se refugiaban allí. También aparecieron peines, sandalias, cestas y otros objetos que dan testimonio de la vida de quienes resistieron hasta el final.
Estas evidencias no solo confirman los relatos históricos, sino que también dan rostro humano a quienes lucharon por la libertad espiritual y nacional del pueblo judío. Si bien hoy Lag BaOmer se celebra con alegría, su trasfondo nos conecta con una memoria colectiva de valentía y sacrificio.
Las fogatas que se encienden cada año pueden verse también como símbolos de la llama que nunca se apagó: la de una identidad y una esperanza que, pese a todo, sobrevivieron. La arqueología, una vez más, da voz al pasado y sentido al presente ▪