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Sucot

Una celebración de alegría y encuentro en la fragilidad

Durante siete días, una estructura sencilla se transforma en espacio sagrado, recordándonos que la alegría y el vínculo humano florecen incluso en la vulnerabilidad y lo transitorio.
Una celebración de alegría y encuentro en la fragilidad

Sucot, junto a Pesaj y Shavuot, es una de las festividades de peregrinación en el calendario judío: aquellas festividades bíblicas en las que los israelitas debían peregrinar hasta Jerusalén para celebrar en el Templo y ofrecer sacrificios comunitarios, expresando unidad y gratitud nacional. Comienza el 15 del mes de tishrei y se celebra durante siete días en Israel y ocho en la Diáspora, justo después de Yom Kipur.

A diferencia de otras fiestas centradas en el recuerdo del dolor o la superación, Sucot es conocida como Zman Simjatenu, el "tiempo de nuestra alegría".

El nombre proviene de la palabra hebrea sucá (plural: sucot), que significa cabaña o refugio temporal. Durante esta semana, los judíos construyen y habitan estas estructuras al aire libre como recuerdo de las moradas frágiles en las que el pueblo de Israel vivió durante sus 40 años en el desierto, tras el éxodo del Egipto faraónico.

Una sucá debe tener al menos tres paredes, y su techo (sájaj) debe estar hecho de materiales naturales sin procesar como ramas, cañas o palmas. El sájaj debe permitir ver las estrellas por la noche y dejar pasar algo de lluvia y sol, expresando así la vulnerabilidad del ser humano y su confianza en la protección divina. Comer, estudiar o incluso dormir en la sucá transforma lo cotidiano en un acto espiritual.

Otro elemento central de Sucot es el uso de las "cuatro especies": cada una representa diferentes tipos de personas o cualidades del alma, y su unión simboliza la necesidad de integrarlos a todos para lograr una comunidad completa. etrog (cidra), lulav (rama de palmera), hadás (mirto) y aravá (sauce). Estas se agitan en seis direcciones (norte, sur, este, oeste, arriba y abajo), como reconocimiento de la presencia de Dios en todos los ámbitos del mundo y de la vida.

Sucot también es una fiesta de encuentro. Es costumbre invitar simbólicamente a los ushpizín, huéspedes espirituales como Abraham, Isaac, Jacob y otros personajes bíblicos. En muchas comunidades, se anuncia cada noche al invitado correspondiente y se prepara un espacio especial en la sucá para recibirlo, reforzando así el valor de la hospitalidad tanto simbólica como real.

La festividad culmina con tres días especiales: Hoshaná Rabá es el cierre simbólico de Sucot, Sheminí Atzeret es un día de recogimiento espiritual y conexión interna, y Simjat Torá celebra la alegría del vínculo con la Torá, marcando el cierre del ciclo anual de su lectura pública y el comienzo inmediato de un nuevo ciclo, sin interrupción.

Sucot nos recuerda que la alegría no surge de las estructuras permanentes, sino de la capacidad de abrirse al cielo, compartir con otros y reconocer que, incluso en la fragilidad, hay espacio para la trascendencia y la gratitud■

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