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Entrevista con Andrés Boaz Mosquera

Del Cuartel General Supremo de la OTAN al rabinato

Militar retirado del Cuerpo de blindados y de la Legión, Mosquera repasa en esta entrevista su camino espiritual, desde su conversión hace más de 30 años hasta su formación rabínica. Asesor jurídico jefe en el Cuartel General de la OTAN en Europa, desde el domingo ostenta también el título de rabino del movimiento reformista.
Del Cuartel General Supremo de la OTAN al rabinato
Andrés Boaz Mosquera, en dos etapas muy diferentes de su vida, como legionario y como rabino (Cortesía)

Actualizado el 26/6/2025, 23:09 hs.

Elías L. Benarroch

A punto de cumplir los 60 años, Andrés Boaz Mosquera ha hecho lo que pocos se atreven: dejar atrás una sólida carrera como militar y director de Asesoría Jurídica en el Cuartel General Supremo de las Fuerzas Aliadas en Europa de la OTAN para abrazar la vida espiritual. Convertido al judaísmo hace más de tres décadas, este doctor en Derecho fue ordenado rabino el pasado domingo en una ceremonia histórica en Madrid, junto a sus compañeros Yael Cobano y Hanán Grau.

Y es que tras años de servicio en carros de combate del Ejército Español y en la reserva de la Legión, y de asesorar a la organización militar más grande de la Historia en todos los conflictos desde el año 2000, Mosquera se prepara ahora para su siguiente destino: viajar a Estados Unidos con su pareja, Marina, donde se formará como capellán hospitalario y escribirá sobre judaísmo.

"Lo mío no es el púlpito comunitario", reconoce en esta entrevista con Enfoque Judío, en la que hace un repaso a una vida personal, espiritual y profesional que lo ha traído hasta este cruce de caminos.

P: ¿Cuál fue tu primer contacto con el judaísmo?

R: Mi padre venía de familia judía. En Toledo, a su familia les llamaban "los judíos", aunque nunca pudimos encontrar documentos porque los archivos se quemaron a lo largo de la historia. En casa había muchos libros judíos, un ambiente muy cercano al judaísmo, aunque mi madre era más bien agnóstica. Mi padre incluso viajó a Israel y estuvo en Or Yehuda, donde estaba la unidad médica de Tel HaShomer. Yo me convertí hace ya 32 años.

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Andrés Mosquera (centro), con Yael Cobano y Hanan Grau (dcha), durante su ordenación como rabinos en Madrid el domingo 15 (Foto: Enfoque Judío)

P: ¿Cómo se dio esa conversión?

R: A principios de los 90 me fui a Estados Unidos en el marco de un curso de formación en el Ejército americano. Cerca de la base militar en Mississippi donde estaba, un compañero israelí me llevó a una comunidad conservadora. Iba todos los viernes. Ahí me inicié en el conservadurismo y me convertí formalmente.

P: ¿Por qué elegiste finalmente el reformismo?

R: Empecé en el conservadurismo, pero el reformismo me enganchó porque es, para mí, la continuidad del judaísmo de siempre: interpretación, humanidad, diálogo con la tradición. No es que sea más laxo, sino que busca favorecer al ser humano y a la comunidad. Me parece profundamente fiel al espíritu del Talmud y la tradición rabínica.

P: ¿Cuál es la diferencia principal con otras corrientes?

R: Muchos creen que la ortodoxia es el judaísmo "auténtico", pero la ortodoxia como tal no existió hasta el siglo XIX, como reacción a la Haskalá (Ilustración). El reformismo nace en ese mismo contexto histórico, con un deseo real de mantener el judaísmo, pero integrándolo en la sociedad moderna tras un diálogo con nuestras tradiciones. En realidad, todas las corrientes reinterpretan; lo que cambia es cómo lo hacen y con qué apertura.

P: ¿Cómo fue el paso de militar, a abogado y, finalmente, a rabino?

R: Fue un proceso largo. A los 45 o 46 empecé a pensar en dejar mi carrera para estudiar judaísmo en serio. Sentía que era un judío ignorante y quería aprender. En 2018, en Bruselas, me hablaron del Instituto Iberoamericano de Formación Rabínica Reformista, con clases online y residencias en Buenos Aires y São Paulo. Probé con dos asignaturas, me encantó y me matriculé por completo.

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Andrés Boaz Mosquera (vestido de civil) con oficiales del Cuartel General Supremo en Europa de la OTAN (Cortesía)

P: ¿Cómo fue la formación?

R: Muy intensa. Estudiamos teología, filosofía, pedagogía, mucha Halajá, acompañamiento comunitario y liturgia. También prácticas y mentoría. No basta con aprobar exámenes: tu mentor debe decir si estás preparado para presentarte al Bet Din (Tribunal rabínico). No es un título académico, es una identidad como líder judío y maestro.

P: ¿Cómo fue tu paso por el Bet Din?

R: Estaba previsto en Jerusalén, pero acabó siendo por Zoom por un asunto logístico. Me presenté en diciembre. No es tanto un examen teórico, sino una evaluación de tu posición, de tu visión del judaísmo. También presentas una tesis. La mía fue sobre cómo el judaísmo influyó en el derecho internacional a finales del XIX y mediados del XX.

P: ¿Qué es ser rabino para ti?

R: Un rabino no es un intermediario con Dios. Es un moré, un maestro, que acompaña enseñando, haciendo sus shiurim (clases) y guiando a las personas en el ciclo de vida. No es un bróker de espiritualidad. Es un rol de responsabilidad, no de autoridad.

P: ¿Y cuál será tu función concreta ahora?

R: Me voy a Estados Unidos con mi pareja, Marina. Haré un año de formación como capellán hospitalario en Hebrew Senior Life, en Newton, al lado de Boston. Son residencias geriátricas con distintos niveles de atención. Y voy a seguir escribiendo sobre la Halajá, la ley judía, que es algo que nunca he dejado.

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Mosquera (dcha) durante el acto de ordenación como rabino en Madrid (Foto: Enfoque Judío)

P: ¿Te defines más como rabino académico?

R: Sí, yo no soy de púlpito. Hay rabinos de púlpito, de acompañamiento y académicos. Me identifico con los dos últimos. He escrito sobre Halajá, derecho y judaísmo, y quiero seguir profundizando en esa línea.

P: ¿Cómo entiendes la Halajá dentro del reformismo?

R: Es un proceso de estudio y de discusión. No se acepta algo solo porque lo diga el Shulján Aruj. Volvemos a la Mishná, al Talmud, a las opiniones mayoritarias y minoritarias. Se analiza si una opinión minoritaria, basada en una visión humana, es hoy más aplicable que la mayoría de su época. Eso es muy judío.

P: ¿Entonces no se borran normas, se reinterpreta?

R: Exacto. No se borra. Se reinterpreta a la luz del presente. Tomemos el caso de la homosexualidad en Levítico 18. Hay que analizar el contexto: eran pueblos que salían de Egipto, necesitaban crecer como comunidad. Por eso se santifica la procreación, cosa que no ocurría si se "santificaba" la unión entre varones. Pero no se menciona la homosexualidad femenina, y eso nos dice mucho. Reinterpretar no es debilitar la Halajá, es devolverle su humanidad.

P: ¿Existe autoridad rabínica centralizada en el reformismo?

R: Hay una Asamblea Rabínica Europea y un comité de rabinos en EE. UU. que emiten respuestas halájicas, pero son orientativas. Lo que vale es que tu práctica esté reconocida por tu comunidad y por otros morím (maestros). Esa validación es clave, no una estructura vertical de mando.

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Ceremonia de ordenación como rabinos en Madrid, este pasado domingo (Foto: Enfoque Judío)

P: ¿Cómo ves el desarrollo del reformismo en España?

R: Está creciendo, pero muy lentamente. Hay comunidades en Madrid, Barcelona, Galicia, Rota, una nueva en Oporto. Pero hemos perdido otras como Valencia o Asturias. Hay avances y retrocesos, es un proceso. Yo soy vicepresidente del European Union for Progressive Jewish Union con tutela sobre España y Portugal, así que sigo de cerca esa evolución.

P: ¿Y por qué avanza tan despacio?

R: En parte porque muchos judíos en España heredan una forma de ser judío sin preguntarse por qué. Además, hay falta de conocimiento sobre las corrientes. Muchos creen que si no vas vestido de negro no eres "judío de verdad". Pero el reformismo no necesita permiso para existir. Su legitimidad viene de su coherencia con la tradición y su apertura al presente.

P: ¿Cuánto dura la formación rabínica?

R: El programa tiene seis años, aunque puede reducirse a cinco. Pero no se trata solo de estudiar: tienes la parte académica, la parte práctica y la mentoría. Si tu mentor no cree que estás listo, no te presenta al "Bet Din". Y si lo haces, es porque te ven preparado no solo intelectualmente, sino como persona.

P: ¿Creer en Dios es un requisito?

R: Es una búsqueda personal. Yo mismo tuve dudas de fe. Pero estudiando llegué a entender que el Dios en el que creía no era necesariamente el Dios que es. Hay quien cree en el Dios de la naturaleza, del orden, del tiempo. La idea de un Dios que interviene directamente en la historia como un personaje más, a mí no me llena intelectualmente. No me hace responsable. Como decía Levinas, el judaísmo es una religión de adultos ▪

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