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Análisis

La solución del presidente
Pedro Sánchez a las acusaciones de corrupción: atacar a Israel

La fórmula es simple: cada vez que surge un nuevo escándalo de corrupción en su familia, da un nuevo golpe a Israel con el que desvía el debate y afianza el apoyo de los partidos de la izquierda radical.
La solución del presidente<br>Pedro Sánchez a las acusaciones de corrupción: atacar a Israel

Actualizado el 30/9/2025, 13:15 hs.

Nissan Shtrauchler

(Artículo publicado originalmente en el diario Israel Hayom)

Para el presidente Sánchez la fórmula es simple: cada vez que surge un nuevo escándalo de corrupción en su familia, golpea a Israel. Esta semana, cuando los tribunales anunciaron el avance de los procesos contra su esposa y su hermano por sospechas de corrupción, Sánchez se apresuró a anunciar el envío de un buque de guerra para acompañar a la flotilla hacia Gaza.

No es casualidad, es un patrón identificado por el medio El Confidencial y también por muchos otros. La motivación es clara: desviar la atención de las acusaciones de corrupción que le rodean a él y a su entorno más cercano. De hecho, Sánchez ha logrado desarrollar la estrategia perfecta: mantiene el apoyo de la extrema izquierda, no paga un precio político interno y, además, desvía el debate público de sus fracasos personales.

La fórmula funciona así: cada vez que se va a publicar, o publica, un caso de corrupción relacionado con Sánchez, su esposa, su hermano o el Partido Socialista, en poco tiempo llega una nueva decisión contra Israel, a veces incluso antes, el mismo día o al siguiente. En España no hay una gran comunidad judía, por lo que Sánchez no paga un precio electoral atacando al Estado de Israel. Al contrario, con estas medidas garantiza el apoyo de la extrema izquierda, de la cual depende su gobierno minoritario. Así puede afirmar que lidera una "posición ética, moral y humana", gana respaldo en países árabes y, al mismo tiempo, consigue desviar el debate público de los múltiples escándalos de corrupción hacia la política exterior.

Este patrón se repite una y otra vez. En noviembre de 2023 estalló el escándalo del indulto a más de 300 ciudadanos, obtenido a cambio del apoyo de partidos independentistas catalanes —y ese mismo mes Sánchez cuestionó el derecho de Israel a defenderse y criticó sus acciones poco después de la masacre del 7 de octubre. En mayo de 2024 se conoció la imputación de su esposa, en plena campaña para las elecciones europeas— y el 28 de mayo Sánchez reconoció unilateralmente a un Estado palestino. El 4 de junio, el tribunal declaró a su esposa como "acusada" pocos días antes de las elecciones al Parlamento Europeo—y dos días después el Gobierno de España se sumó al proceso de incriminación de Israel en la Corte Penal Internacional. El patrón continuó: en noviembre de 2024, un juez imputó a su hermano por delitos de corrupción—y ese mismo mes España bloqueó el atraque de barcos estadounidenses que transportaban armas hacia Israel. Y hay otros.

La realidad política y judicial de Sánchez se complica cada vez más. Su esposa, Begoña Gómez, está acusada supuestamente de malversación de fondos públicos, principalmente por el uso indebido de una funcionaria para fines personales. Su hermano David está acusado de haber recibido un puesto ficticio como director musical con un sueldo de 55.000 euros, sin haber trabajado realmente en ello. Un exsecretario de su partido ya ha ingresado en prisión por corrupción. "El tiempo pondrá las cosas en su sitio. La verdad es que mi hermano y mi esposa son inocentes", afirmó Sánchez esta semana, atacando además al tribunal al que acusó de persecución personal.

La cuestión es si los escándalos de corrupción que afectan a su esposa, a su hermano y a otros allegados se detendrán ahí o, como sostienen desde la oposición de derechas, es solo cuestión de tiempo hasta que él mismo se vea obligado a dimitir por los casos que lo rodean. Esta semana, Sánchez anunció que se presentará nuevamente como candidato a la presidencia en las próximas elecciones previstas para 2027, si logra mantenerse en el poder con su actual gobierno minoritario.

Si consigue sobrevivir los próximos dos años, no está claro que logre retener el poder en las elecciones. Las encuestas en España muestran que su partido está en retroceso, mientras que ni siquiera los partidos de extrema izquierda logran despegar, y en cambio las formaciones de derechas ganan fuerza y, en teoría, podrían formar gobierno. Hasta entonces, todo apunta a que Sánchez —quien en el pasado no era conocido por una postura crítica contra Israel— seguirá haciendo todo lo necesario para mantenerse en el cargo, incluso atacar a Israel cada vez que estalle un caso de corrupción que le afecte a él, a su partido o a sus allegados ▪

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Nissan Shtrauchler es corresponsal europeo del diario israelí Israel Hayom.

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